Diario de León

Noviembre, un mes muy adecuado para disfrutar con la pesca del lucio

Lucio de 6,5 kilos y 97 centímeros, capturado en aguas del Esla

Lucio de 6,5 kilos y 97 centímeros, capturado en aguas del Esla

Publicado por
p. v. | león
León

Creado:

Actualizado:

Mediado el otoño, todavía lejana una nueva temporada truchera, los aficionados tienen la posibilidad de disfrutar con la pesca del lucio. El Esla, por debajo de la desembocadura del Bernesga, el Orbigo, aguas abajo del Puente Paulón, el Cea en Gordoncillo y Valderas y los cursos bajos del Tuerto y el Eria, además de multitud de charcas y lagunas son los escenarios ideales para capturar el «tiburón de río». Pescar lucios supone, además de un buen entretenimiento, una medida imprescindible para mantener controladas las poblaciones de este veloz depredador. El lucio, introducido hace bastantes años en los cursos bajos de los grandes ríos, ha ido colonizando las aguas trucheras hasta el punto de constituir una verdadera plaga. Afortunadamente la presión ejercida sobre él ha mermado considerablemente sus poblaciones que, en la actualidad, se mantienen estables si bien se advierte un ligero repunte en esta temporada con la aparición grandes ejemplares incluso en algunos acotados. Afortunadamente parece que ha detenido su remontada en otras zonas trucheras por excelencia como el río Luna, donde se ha mantenido desde que apareció de forma masiva en el embalse de Selgas de Ordás. Al margen de los evidentes perjuicios que ocasiona a la trucha, no solo por los ataques sobre el salmónido, sino también por la competencia, el lucio constituye una pieza muy apreciada para el pescador deportivo, ya que con frecuencia pueden capturarse ejemplares mayores de seis kilogramos e incluso con un metro de longitud. De aspecto temible, manifiesta gran agresividad al acometer a sus presas, lo que proporciona gran emoción a la «picada». Su cuerpo con manchas verdes y amarillas le permiten camuflarse a la perfección entre la vegetación sub-acuática. Habita aguas tranquilas, situadas por debajo de los mil metros de altitud, utilizando como lugares de caza las orillas o las zonas con abundante vegetación, donde espera a sus presas sobre las que lanza veloces ataques. La freza la realiza desde finales de febrero hasta abril, en aguas con una temperatura entre seis y diez grados. Las huevas, ,pequeñas y abundantísimas, quedan adheridas a la vegetación y, curiosamente, existen algunos lucios hermafroditas, es decir: son a la vez macho y hembra. La época en la que presenta mayor actividad es precisamente el otoño, ya que necesita alimentarse abundantemente de cara a la reproducción. Las horas en las que mantiene mayor actividad son las de la tarde justamente con la puesta de sol, aunque en días fríos y nublados puede picar a cualquier hora. Un señuelo presentado convenientemente puede provocar el ataque del lucio. Con la técnica del lance ligero suelen utilizarse cucharillas muy plomeadas y ondulantes, que exciten la voracidad del pez. Los rapalas son también muy eficaces, así como los peces de vinilo. El cebo más eficaz, en las aguas donde está permitido, es el pez vivo, aunque también atacan el pez muerto colocado de forma adecuada y arrastrado en el lance; ambos cebos están prohibidos en Castilla y León. Los pescadores deportivos suelen preferir la cola de rata, con un bajo de línea trenzado o acerado y utilizando como señuelo los estreamers más o menos plomeados y montados con vistosos materiales que exciten la atención del pez. En la pesca del lucio puede darse el caso de no tener una sola picada en todo el día y, de repente, sacar ocho o diez lucios en media hora, cuando entra en actividad. La picada es realmente emocionante.

tracking