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Publicado por
FRANCISCO ÁVILA
León

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DESDE HACE unas semanas Samuel Eto'o no falla en su cita con el gol. El camerunés, máximo goleador del campeonato con nueve goles en diez partidos, ha marcado en los cuatro últimos partidos (los tres de Liga y el de Liga de Campeones ante el Milán), justo desde que un trébol de cuatro hojas se cruzó en su camino. Y es que el camerunés cuando baja del autocar, justo antes de enfilar el camino del vestuario del Camp Nou, se encuentra con una aficionada que le ofrece su particular amuleto. Se trata de un trébol de cuatro hojas, protegido por metacrilato y que la seguidora luce a modo de colgante. «Tócalo, tócalo Eto'o, que te dará suerte, como contra Osasuna», le dijo la aficionada. Y Eto'o le volvió a hacer caso, tal vez recordando que frente a los navarros firmó dos tantos. Desde entonces, ha marcado contra Osasuna, Athletic, Milan y Deportivo. La seguidora barcelonista recordó que el año pasado, su trébol ya fue «responsable» de los tantos que marcaba Javier Saviola, el argentino que milita ahora en las filas del Mónaco. Con trébol o sin él, Eto'o es el máximo goleador del campeonato. Nueve goles en diez partidos. Ha marcado más goles que muchos equipos. Más que el Numancia (4), Racing de Santander (6), Mallorca y Albacete (7), Real Madrid y el Getafe (8) y los mismos tantos que han sumado Espanyol, Atlético de Madrid, Villarreal o Real Sociedad. Además, a Samuel Eto'o se le da muy bien jugar ante el Deportivo. Es el equipo de la Liga al que más goles ha marcado desde que juega en España. En total, 7 goles en los diez partidos que ha jugado frente al cuadro gallego, un equipo en el que además tiene «un hermano blanco», como le gusta repetir al delantero barcelonista. Se trata de Albert Luque, con quien guarda una estrecha relación después de que ambos coincidieran hace unas temporadas en el Mallorca. El sábado, antes del inicio, Eto'o se fue directo hacia el banquillo deportivista a saludar a su «hermano». Igual le comentó que estaba seguro de que iba a marcar otra vez, y es que sabía que otra vez un trébol de cuatro hojas se había cruzado en su camino.

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