León sufre en exceso para poder situarse entre los cuatro mejores (83-76)
El Gijón deja una advertencia con su reacción, que hizo peligrar la sexta victoria consecutiva «Hemos acusado en exceso una gran falta de concentración»
El Baloncesto León sumó su sexta victoria consecutiva y se aupó hasta la cuarta plaza de la LEB. Se cumplió el guión, pero quedó en el Palacio de Deportes el eco de que en esta liga no se puede hacer ninguna concesión. Y si no que se lo pregunten al Murcia, que ayer cayó en casa con el colista Calpe. León ayer exhibió una gran primer parte. Envió al Gijón con 25 puntos al descanso y llegó a irse de 19. Parecía que todo estaba zanjado, pero ahí residió el error. En el tercer cuarto el rival se vino arriba, sumó 32 puntos en diez minutos, y llegó al final con serias opciones. En el inicio, Jareño optó por otra variable de quinteto con las opciones que tiene en la plantilla. El partido tuvo un protagonista inicial, Tim Young, que puso un severo tapón en la primera jugada, pero que ayer estuvo muy tapados por los pívots de León. El equipo de Jareño defendía bien, reboteaba y robaba, lo que le facilitó unos primeros parciales con los que se fue en dos ocasiones, aunque el Gijón se recomponía. La mano de Barnes aparecía para frenar cada balón que iba hacia la pintura y León ofrecía en ataque un juego alegre y fluido. Por lo visto en este primer cuarto el segundo era previsible. En cuanto León consiguió empezar a defender con total rigor el rival desapareció. Fue un cuarto con un parcial claro de 20-7. Gijón no tenían en ninguna ocasión segundas opciones, porque León cerraba bien el rebote -al descanso 26-13 en capturas- e incluso en ataque arrebataba un total de once al rival. Jareño seguía guardando fuerzas y relevaba a los jugadores sobre la pista, porque la ventaja iba progresivamente a más. Pero cuando todo parecía que estaba siguiendo el guión previsto los árbitros optaron por alterarlo. Empezaron a ganarse el protagonismo, para desesperación de jugadores, banquillo y grada. El equipo local tenía ya ocho faltas y el rival tres, un dato significativo si se tiene en cuenta que habían transcurrido quince minutos y al final los equipos tenían 28-20 -48 en total-. León no se descompuso y respondió a la opción de Diego Tobalina de jugar con los dos bases para concluir el periodo con una renta máxima de quince puntos. Los intentos del rival de usar la zona habían sido castigados por los tiradores de León y atrás el equipo de Jareño tenía al Gijón con sólo seis puntos sumados en diez minutos, aunque Young aprovechó la última jugada para elevarlos a siete. Este final fue realmente terrible, con tres tiempos muertos en quince segundos de juego real, e incluso tras sonar la bocina aún decidieron los árbitros otorgarle dos tiros libres a López Valera. Tras el parón del descanso el partido no varió sustancialmente. La ventaja leonesa llegó a alcanzar los 19 puntos (48-29) con dos triples de Panadero y Jeffers contra las alternativas planteadas por Tobalina en defensa. Por si fuera, poco un severo tapón de Barnes a Vallmajó parecía que intimidaría las opciones del Gijón. Pero el partido cambio radicalmente. A falta de cuatro minutos León dejó de responder con la misma rotundidad a los tímidos intentos del Gijón para acercarse en el tanteador. Los dos equipos sumaban puntos con rapidez y el primero que dejó de anotar cómodo fue León, lo que el supuso una merma en la renta. Esa crisis llegó con la exclusión de Higgins -más que protestada desde la grada- con una falta quizás generada por sus inteligentes protestas a la cuarta que no llegaron a ser para técnica, o con la tercera de Larragán -respondida al grito de «fuera, fuera»- o tantos y tantos errores que acabaron masacrando el partido. Y el que la pagó más cara fue el más joven, Diego Tobalina, que se ganó una técnica, que generó un rifirrafe que solventaron los árbitros otorgando a León un total de siete tiros libres consecutivas más un balón, lo que le permitió ponerse de nuevo 16 arriba (67-51). Pero León se había diluido en ataque y su defensa se había ablandado por lo que el Gijón no precisó mucho para recuperarse y llegar con diez puntos de desventaja al cuarto definitivo. El equipo de Jareño precisaba más cabeza que nunca y así inició el cuarto. Las excesivas faltas innecesarias en el recta final del segundo cuarto pasaron factura y Larragán, Dani y Panadero se fueron también al banquillo para acompañar a Higgins. León tuvo que recurrir a un frío Méndez para las últimas jugadas al quedarse sin efectivos metidos en partido. Hubo sufrimiento, razonable, pero sufrimiento en un partido que León tuvo ganado y permitió que se rozase la remontada.