El frío no congeló a la grada

Los apenas dos grados de temperatura, el gélido ambiente invernal que enviaba desde la montaña la nieve que ayer comenzó a caer en abundancia en los puertos, no impidió que la grada disfrutara y animara con todo el calor de que fue capaz a su equipo en los momentos importantes. Nadie se puso en pie para corear el himno de la Cultural, al contrario que los dos centenares de aficionados del Athletic que se dieron cita en el Amilivia -a los desplazados desde Bilbao se sumaron varias peñas de toda la provincia-, que recibieron la primera aunque tímida pitada ya en ese momento. Del mismo tenor se recibió al conjunto vasco cuando saltó al terreno de juego, sonido que se convirtió en cerrada ovación para recibir al equipo de casa. Calor inicial fugaz, que permitió que en el minuto dos se pudieran oír gritos de «Athletic, Athletic» durante unos segundos: sirvieron para que los fondos culturalistas respondieran y les siguiera toda la grada; entre la que no obstante se salpicaban muchos leoneses con el corazón partido para ver enfrentarse a los dos equipos de sus amores. Pipas y bocadillos La primera media hora pudo enfriar al respetable, entre el que circulaban profusamente pipas y bocadillos con los que aplacar los nervios. La intensidad que cobró el último cuarto de hora volvió a ir calentando las gargantas de los aficionados, encogidos y arropados a más no poder para enfrentarse al frío intenso. Muchos incluso se atrevían a reclamar del equipo que echase sus líneas más adelante; entre los que se salpicaban los típicos de los que no dejan un partido sin centrar sus iras en el árbitro. Hasta poco antes del primer gol de los leones también se pudo oír a la zona de la grada de aficionados del Bilbao corear de nuevo cánticos de ánimo al conjunto vasco. La llegada del gol en cambio sirvió de acicate, despertó al respetable: significó un enorme clamor, de protesta contra el árbitro por entender que hubo falta previa a Pepín y porque los jugadores del Athletic no echaron el balón fuera para que pudiese ser atendido. Los ánimos se caldearon. Valverde respondió a la grada y fue precisa la presencia de integrantes de la seguridad del campo y que Txingurri se sentase en su banquillo para que la grada sobre él no se lo comiera; cayeron objetos. El descanso puso fin a la gresca. En el bar se pudieron escuchar frases como esta: «Dejadnos recuperarnos: esto para nosotros y vosotros ascendéis a Segunda», trataba de pactar un aficionado vasco con varios leoneses. Objetos al campo Tras el medio tiempo, el enfado del final anterior y el empuje con el que salió la Cultural mantuvieron al público en vilo; se tuvo que pedir incluso que no se arrojaran objetos al campo por dos veces. La grada no dejó de apoyar y empujar los 75 minutos restantes. Salió de frío ambiental y anímico, sobretodo tras la apoteosis que supuso un gol de Paulino que casi pilló por sorpresa tras el primer cambio culturalista, que se comentaba. Se celebró incluso con algunas botas de vino al aire. La ilusión y la pasión, la confianza en el milagro, permaneció todo el partido ya; incluso tras el segundo gol de los leones y el tiro al palo posterior, de nuevo de Paulino. Nadie se fue hasta que el árbitro pitó el final: la Cultural recibió una cerrada ovación de despedida y reconocimiento al esfuerzo.