Diario de León

El talento de España le otorga la victoria sobre la fuerza inglesa (1-0)

Los de Eriksson respondieron con brusquedades a las provocaciones previas de Aragonés Luis: «¿Racismo?, no comment» Inglaterra lleva

Beckham exhibe su enfado en una jugada, aunque después intentó apaciguar los ánimos de su selección

Beckham exhibe su enfado en una jugada, aunque después intentó apaciguar los ánimos de su selección

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Ignacio Tylko - madrid
León

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España superó con aprobado alto el primer partido de la era Luis ante un rival con historia. Aunque su fútbol se diluyó en la segunda parte, algo típico en los compromisos repletos de cambios, la selección funcionó al fin como un equipo serio y concentrado en todas sus líneas. Ganó por un solitario gol de cabeza de Asier del Horno en el arranque, pero jamás sufrió ante un adversario al que le faltó fútbol y le sobraron brusquedades. Con Inglaterra enfrente jamás puede hablarse de amistoso, pero en este caso todavía menos. Los de Eriksson, que ofrecieron una imagen lamentable en todos los aspectos, se sintieron heridos en su orgullo por lo que consideraron provocaciones de Aragonés y quisieron trasladar la batalla al césped. En el primer tiempo, hasta que la dureza derrotó al fútbol y el supuesto encuentro festivo derivó en una batalla sobre el césped, España bailó a Inglaterra. Liderada en medio campo por un Xavi extraordinario, con un don especial para hacer fácil lo más difícil e imprimir siempre el ritmo adecuado, la selección practicó durante aproximadamente media hora el mejor fútbol de la era Luis. Nadie echó de menos a la pareja Albelda-Baraja. Xavi, sin duda el jugador del partido, se sintió feliz con Xabi Alonso a su lado. El donostiarra no posee el músculo de Albelda, tampoco roba como el valenciano, ni mucho menos, pero si su equipo domina ante un rival pertrechado atrás, como hizo el inglés, aporta mucho más toque y fluidez. Notable también en ese arranque el bético Joaquín, a quien definitivamente sienta bien el Bernabéu. Se mostró, encaró, desbordó y pasó con acierto. Hizo, en fin, todo lo que se le debe exigir a un extremo de toda la vida. Superó una y otra vez a Cole, quien tuvo que recurrir a la dureza para frenarle y acabó el primer tiempo fuera de sus casillas y encarado a Luis Aragonés junto al banquillo español. Luis y Cole se encaran En el otro flanco, Reyes se las tuvo tiesas con su amigo Gary Neville en un nuevo capítulo de la «guerra» que mantienen el del Arsenal y el del Manchester. No se escondió el utrerano ni tampoco Torres, que, sin embargo, volvió a vivir otra noche mediocre con la selección y se estrelló con Terry y Ferdinand, dos tipos rudos que no reparten precisamente caramelos. A excepción de una acción en el primer minuto, cuando Rooney se plantaba ante Iker pero fue frenado por un fuera de juego, la zaga española también rayó a un alto nivel. Esta vez funcionaron hasta las acciones a balón parado. No cabe hablar, empero, de estrategia ensayada en el tempranero gol que abrió el camino del éxito a España, ya fue más bien una acción de fortuna. Córner ejecutado por Xavi, cabezazo forzado de Del Horno y aparición del avispado Raúl que, sin llegar a tocar, desorienta por completo a Robinson. Tenía muchas ganas de brillar el delantero madridista ante su gente, frente a sus colegas Beckham y Owen y en el día que igualaba los 81 entorchados de Camacho. No se arrugó ante las acometidas inglesas, buscó el gol por arriba y por abajo y supo inventarse un penalti. La lástima es que le faltó lo más importante, marcarlo. Y es que salvo Fernando Torres, que ya erró una pena máxima en la selección, ningún titular los lanza en su equipo. El choque, calentado innecesariamente la víspera por Aragonés y a punto de hervir ya desde que sonaron los himnos y el inglés fue abucheado por maleducados españoles, explotó cuando Rooney dejó tres o cuartas patadas impropias, completamente a destiempo. Amagos de tángana, bronca en las gradas y Eriksson que acierta de pleno al retirar al delantero de moda. Beckham trataba de firma la paz, pero se perdió el fútbol. Tras el descanso se serenaron los ánimos, pero se perdió el fútbol. Al final, valoración positiva en un ensayo.

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