Diario de León

La niebla deja pendientes treinta minutos del Deportiva-Alavés B (0-0)

García Bestilleiro esperó a la segunda parte para suspender un partido que no debió jugarse

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Ramón Díez - ponferrada
Ponferrada

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La niebla se convirtió en protagonista del encuentro que ayer disputaban en El Toralín la Ponferradina y el Alavés B. Y no ya porque cuando se cumplía el cuarto de hora de la reanudación el colegiado gallego García Bestilleiro se viera obligado a suspender la contienda, si no porque desde el momento mismo de comenzar el choque la visibilidad era muy reducida. Si el árbitro hubiera hecho uso del reglamente al pie de la letra, el encuentro no debería siquiera haber comenzado ya que desde una portería no se podía distinguir lo que ocurría en el área opuesta. Mucho peor aún lo tenían los aficionados que seguían el desarrollo del juego por la información sonora que les llegaba desde el sector de la grada más próximo al lugar por donde circulaba la pelota. Así era imposible jugar. Por eso, cuando rebasado el minuto catorce de la segunda parte, García Bestilleiro tomó el balón en sus manos y decretó la suspensión (entonces sólo momentánea) del encuentro, todos respiraron aliviados, conscientes de que en aquellas condiciones no se podía disputar un partido con normalidad. Diez minutos después de la primera suspensión, el trío arbitral compareció de nuevo sobre el rectángulo de juego para certificar, esta vez de forma definitiva, que el choque estaba suspendido al ver que la niebla no levantaba. Una vez más, este fenómeno meteorológico deja sin fútbol a los aficionados bercianos que deben remontarse a la época de Fuentesnuevas para recordar dos encuentros suspendidos por la misma razón, ante el Avilés y el Atlético de Madrid B. Desde que la Deportiva cambió su sede al Toralín también se han registrado dos suspensiones, la primera, el mismo día del estreno oficial del equipo ante la Universidad de Oviedo, cuando un sector del terreno de juego quedó anegada después de una impresionante tromba de agua y la más reciente por culpa del hielo ante otro equipo asturiano, el Langreo. Aquel día, ni siquiera comenzó el encuentro. Para completar el capítulo de desventuras, el pasado 19 de septiembre, durante el Ponferradina-Sestao, el árbitro David Pérez Alleres sufrió una muerte súbita de la que, afortunadamente, se está recuperando. Ese partido se reanudó pese a todo y concluyó con victoria local por 1-0. En cuanto a lo méramente deportiva, puede significarse que la escuadra de Tomé volvió a mostrarse superior a su adversario, por más que ayer visitara El Toralín el líder del grupo. Los alaveses no demostraron en Ponferrada tal condición y fueron superados claramente por el conjunto local, al que sólo le faltó, como de costumbre, poner la rúbrica en el marcador. La primera gran ocasión llegó a los seis minutos de juego, cuando Rubén Vega asistió a Tarradellas de forma magistral para que el catalán rematara junto a la base del poste. Dos minutos después Miguel García remate de cabeza picando el balón a la salida de un córner, pero la pelota se perdió por arriba del larguero tras botar sobre el césped. Volvió a intentarle Rubén Vega, poniendo a prueba los reflejos del meta Meléndez, que otra vez se convirtió en el mejor de su equipo, despejando con apuros a córner. Antes del descanso, el Alavés B tuvo su gran ocasión en una jugada por la izquierda que terminó con centro hacia el interior del área donde Nacho cabeceó abajo, deteniendo bien Rubio. En la reanudación del partido la Deportiva salió en tromba, buscando desnivelar la contienda. Fran largó un trallazo que Meléndez volvió a neutralizar en felina intervención desviando a córner. Brasi había reemplazado a Kaiku por una lesión del vasco cuyo pronóstico no parece de consideración. El atacante gozó de una clarísima ocasión nada más entrar en juego, pero su remate se perdió desviado cuando lo más fácil parecía chutar a gol. Estas acciones hacía presagiar un gol que también pudo firmar Rubén Vega, pero éste envió fuera un magistral servicio de Fran desde la derecha, cuando estaba solo en el segundo palo. Y ya no hubo más.

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