Diario de León

El Real Madrid se complica mucho la vida al regalar el primer tiempo (1-1)

El empate con el Leverkusen obliga a los blancos a ganar en Roma en la última jornada

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Ignacio Tylko - madrid
León

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El Real Madrid se complicó hasta el final su clasificación para octavos en la «Champions» por culpa de un primer tiempo penoso, impropio de unos jugadores con este palmarés, y de un penalti errado por Figo en el minuto 80. Pudo ser mejor para los blancos tras una reacción corajuda en la segunda mitad, que nunca fundamentada en el buen fútbol, pero también mucho peor ya que sólo gracias el empate anotado por Raúl, que sigue haciendo historia e iguala el récord de 49 goles que poseía Di Stéfano en Copa de Europa, todavía depende de sí mismo. Si gana en Roma, ante un rival hundido y ya eliminado hasta de la UEFA, estará en la siguiente fase. El Real Madrid naufragó en un primer tiempo en el que careció de fútbol y de alma. Salvo excepciones como Casillas, Helguera, Salgado, Figo y sobre todo Raúl, el único que se pasa el día corriendo de un lado para otro y arengando con el rostro desencajado a sus compañeros, los de García Remón jugaron como quien afronta una pachanga intrascendente. Y la exigente afición merengue perdona en un momento dado el mal juego, también el error, pero jamás una actitud pasota de quien parece estar de vuelta de todo. Entiende y, con razón, que la camiseta y el escudo del Real Madrid deben imponer mucho más respeto a los afortunados que tiene la oportunidad de lucirlos. Andando Después de caer con estrépito en el Camp Nou ante el gran rival de toda la vida, lo mínimo que se puede exigir a los jugadores del Real Madrid es que salgan enrabietados y demuestren que su orgullo está herido. La crítica y la afición esperaban a un conjunto blanco desmelenado que saliese a comerse al Bayer Leverkusen, a meterle miedo, a encerrarle en su área. Pero, sin embargo, se encontró a un equipo que salió al paso. Y por mucha técnica individual que se posea, en el fútbol actual, donde el físico tiene un papel preponderante, es imposible imponerse con un ritmo de otra época. Si acaso, la única excusa que pueden argumentar los madridistas para justificar su primer tiempo, es que la preocupación agarrotó sus músculos. El caso es que el Bayer Leverkusen, que tras un arranque de temporada prometedor malvive ahora en crisis en la Bundesliga ya que es décimo y acaba de perder 0-3 con el Schalke 04, no podía soñar un período inicial tan cómodo en el escenario paradigma del miedo escénico. Sus jugadores vieron atónitos como los rivales no les presionaban ni buscaban probar al guardameta Butt. Ciertamente, el Madrid no tiró a puerta hasta que se vio en desventaja. Tampoco adelantó la defensa, ni tocó con profundidad, ni se desmarcó..., ni nada de nada. Menos mal que el equipo de Augenthaler tardó en creérselo y durante muchos minutos aceptó ese juego absurdo de perfil y ritmo bajos. De lo contrario, no sólo Berbatov hubiera aprovechado un regalo de Samuel, después de un cabezazo al travesaño de Voronin, sino que probablemente el Leverkusen hubiera finiquitado el partido en el descanso. A raíz de ese gol, que llegó a diez minutos del descanso, el Madrid se decidió a pisar por fin el área teutona. Y sólo en ese tiempo Raúl falló un remate franco de cabeza y Ronaldo asustó con un disparo desviado y una internada mal acabada. Sale el orgullo Sin llegar a practicar un buen fútbol, el Madrid sí fue un equipo enfadado, vivo y con agallas en la reanudación. A base de corazón y aún con desorden, ya que no fue extraño ver a casi todos los jugadores fuera de posición, encerró y asfixió desde el primer minuto al Leverkusen. Y todo por su cambio de actitud. Así de simple porque el fútbol no tiene secretos. García Remón buscó una alternativa que buena parte del madridismo le reclamaba al situar a Figo por la izquierda, Beckham a la derecha, Guti como medio centro único y Zidane en el vértice del rombo. Pero esta solución sólo le debió convencer ocho minutos, lo que tardó en quitar al inglés y apostar por Morientes. El balón, ahora sí, estuvo muchos minutos en las inmediaciones del área alemana y eso siempre es una gran noticia para el Madrid. El empate se veía venir y llegó en a mejor jugada de la noche. La protagonizó Figo, participó Zidane con una gran pared y definió Raúl. El gol espoleó aún más a los locales, que se hundieron para no levantarse cuando Figo falló el penalti que buscó de maravilla Zidane. La pitada en la despedida estaba cantada.

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