España se cruzará en semifinales con Brasil tras ganar a Portugal (3-1)
El resultado final no plasma que la selección lo pasó muy mal para superar al equipo luso
La selección española certificó con un sufrido triunfo ante Portugal su presencia en las semifinales del campeonato del mundo que se está celebrando en Taiwán. España, vigente campeona mundial, se enfrentará el viernes a otra de las grandes favoritas al título, Brasil (11.00 h.), en lo que será la final anticipada de la competición. La selección brasileña, invicta en el Mundial, cerró la segunda fase con un nuevo triunfo ante Estados Unidos (8-5) y el viernes intentará mantener su racha para eliminar a España. La otra semifinal la disputarán Italia y Argentina, tras la victoria transalpina ante la República Checa (0-3) y el empate sin goles de los sudamericanos frente a Ucrania. En el partido entre España y Portugal, el 3-1 no plasmó todo lo mal que lo pasó la selección, a la que sólo le servía el triunfo, para seguir adelante en la defensa de su corona mundial. Y es que los goles de Marcelo, dos, y la gran actuación en la portería de Luis Amado, especialmente en la segunda parte, despejaron el camino al equipo ante un conjunto luso que buscó el empate hasta el final. Los de Javier Lozano entraron con muchos nervios en el encuentro debido a la importancia de lo que había en juego, aunque el rápido gol de Marcelo (minuto 6) ayudó un poco a que el equipo se asentara en la cancha. A pesar de ello, España hizo aguas, nuevamente, en su defensa a jugada a balón parado y se encontró con un duro castigo. Acto seguido al tanto español, Joel Queirós envió, totalmente solo dentro del área, un centro-chut de Gonçalo al fondo de la red de la meta de Luis Amado, poniendo la igualada (1-1). El equipo español encajó de todas maneras bien el golpe y no bajó la intensidad de su ritmo en busca de un gol que le llevara a la obligatoria victoria. Marcelo avisó en un par de claras ocasiones que no acertó a finalizar, pero el peligro español era constante. En el segundo tiempo, España fue presa fácil del miedo a perder y cedió toda la iniciativa a los lusos. Así convirtió esos veinte minutos en un ejercicio agonístico del que pudo salir airosa a pesar de jugar durante muchos minutos sobre el alambre. Fue la hora de Luis Amado, que se erigió en protagonista.