DE MADRID AL CIELO PRIMERA DIVISIÓN
Antiviolencia investiga los incidentes racistas en el Getafe-Barça El Barça coincide en la necesidad de reforzarse en el mercado de invierno Solari y su futuro en el aire
La Comisión Antiviolencia ha recibido ya un informe elaborado por uno de sus observadores sobre los incidentes de carácter racista que se produjeron el pasado sábado en el Coliseum Alfonso Pérez, durante el partido de Liga entre el Getafe y el Barcelona. Dicho informe, motivado por los gritos e insultos al delantero camerunés Samuel Eto'o, se suma a la investigación abierta sobre los comportamientos racistas y xenófobos en los espectáculos deportivos. La investigación de Antiviolencia podría derivar en una propuesta de sanción al Getafe, que espera que los responsables de las actitudes racistas sean identificados por la policía y ha anunciado que en caso de ser socios serán expulsados del club. El presidente del Getafe, Ángel Torres, incluso ha propuesto a su plantilla que en el próximo partido que dispute el equipo en su estadio, el día 12 frente al Villarreal, los jugadores del equipo madrileño salgan al terreno de juego con las caras pintadas de negro, con el fin de demostrar públicamente su condena . Los jugadores del Barcelona coincidieron ayer en la necesidad que tiene el equipo azulgrana de reforzarse en el mercado de invierno, debido a las numerosas bajas que sufre y que han provocado que el técnico, Frank Rijkaard, disponga sólo de trece jugadores de la primera plantilla. Uno de los futbolistas que más claramente pidió la incorporación de nuevos jugadores fue Anderson Luis de Souza, Deco, quien avisó de que no es conveniente depositar «en los chavales del filial tanta responsabilidad». En la misma línea se expresó Ronaldinho, quien señaló que en momentos complicados «se necesitan jugadores de experiencia». El capitán, Carles Puyol, dejó claro que la decisión de reforzar el equipo corresponde «a la directiva y el cuerpo técnico», pero admitió que la plantilla se ha quedado corta. «Estaría bien que viniesen refuerzos», añadió el defensa catalán. Si el miércoles en la sala de prensa de La Ciudad del Fútbol cobró protagonismo la posible renovación de Figo en boca de Zidane, que pidió su continuidad, ayer retomó el hilo el argentino Santiago Hernán Solari, quien a siete meses de la conclusión de su vinculación con el Real Madrid espera la llamada del club. Parece destinado Solari a ganarse a pulso una ampliación de contrato que él, entiende, está más que justificada con cinco años de méritos con la elástica madridista. A él no le gusta ser preguntado públicamente por su futuro. Prefiere que le hablen del presente y del pasado, de las páginas que ha escrito como madridista (2 Ligas, 1 Supercopa de España, otra de Europa, 1 Copa de Europa y 1 Intercontinental), y a la espera de un guiño del club en el que sueña con continuar, se consuela con el calor que recibe cada día que juega del público del Bernabéu. A Solari no le gusta compararse con nadie, pero sabe que hay dos ejemplos recientes en el Real Madrid por compatriotas suyos. Fernando Redondo se marchó siendo un ídolo de la afición madridista. Y Esteban Cambiasso fue agotando de forma agónica sus días de blanco para resolver en el último momento su futuro y cerrar su pase al Inter de Milán. Solari quiere evitarlo pero no sabe cómo. Hoy mandó un mensaje a navegantes. En el fútbol hay dos partes que pagan y se siente arropado por una de ellas: la afición. «Tengo que agradecer a la afición por como me han tratado en los últimos cinco años. Su cariño se nota, se siente y te conmueve», afirmó. «¿De qué me valdría que me vengan a renovar si la gente no me quiere? Intento que no me afecte mi situación. Trato de pensar en hoy. Y sobre todo dar todo cuando juego». Son reflexiones expresadas en voz alta por Solari, un jugador que nunca desesperó por intercalar actuaciones estelares como titular y la suplencia. Siempre realista con su rol y agradecido de luchar con los mejores del mundo por un puesto. Un jugador que, por encima de todo, desea ampliar su historia en el Real Madrid pero, inteligente, sabe a ciencia cierta que, a día de hoy, su futuro está en el aire.