Simeone vuelve a Argentina tras catorce años en el fútbol europeo
El Cholo deja al Atlético para cumplir el sueño de retirarse en su Racing de Avellaneda Nada más pisar el Vicente Calderón todas sus cualidades crecieron exponencialmente y se produjo un matrimonio con la afición que ya no se rompería ni en su
Simeone se va del Atlético, pero no descarta volver
«Tengo 34 años y el jugador que llevo dentro aún me pide jugar y competir. El corazón, al que siempre hay que hacer caso aunque a veces te equivoque, ha vencido a la razón». Diego Pablo El Cholo Simeone explicó este martes de forma gráfica y sincera, en el Vicente Calderón, los motivos que le han llevado a cerrar de forma precipitada su segunda experiencia en el Atlético de Madrid para recalar en el Racing de Avellaneda, el club con el que se identifica desde niño. El centrocampista argentino, que después de catorce años en Europa regresa a su país para jugar el Torneo Clausura, se despide con un «hasta luego» de la afición rojiblanca porque, dicho con otras palabras políticamente correctas, no soporta ser ninguneado por el técnico valenciano César Ferrando, quien prescindió de sus servicios desde que hace cinco jornadas le sustituyó en el descanso ante el Zaragoza. «Tras ese partido, el entrenador, justamente y en todo su derecho, ha contado poco conmigo. Desde entonces, he barajado la posibilidad de volver a mi país, donde el presidente de Racing me reclama desde hace año y medio», detalló Simeone. Reconoce el pundonoroso futbolista que nunca le gustó abandonar la nave a mitad de temporada, pero que es el momento de hacer la excepción porque, debido a la edad, hay poco tiempo por delante para demostrar que sigue teniendo un espacio en el equipo. «A los 30 años no me hubiese pasado esto, pero ahora tengo que ceder en aspectos sentimentales y de orgullo para poder hacer lo que más me gusta: jugar a la pelota», remarcó este jugador nacido en Buenos Aires que se inició el Vélez Sarsfield argentino, debutó en Europa con el Pisa a los 20 años y después coincidió con Maradona y Bilardo en el Sevilla antes de dar el salto al Atlético. Ahí ganó el doblete con Radomir Antic en el banquillo (1996) y se convirtió en el ídolo de una hinchada que, incluso ausente, ya en el Inter o en el Lazio, jamás dejó de corear su nombre. Regresó perdiendo dinero el año pasado al Manzanares, pero no le fue bien ni con Gregorio Manzano ni con Ferrando. No obstante, asegura que se lleva los mejores recuerdos del Atlético, al que sueña con volver como entrenador y donde siempre tendrá las puertas abiertas.