Más de tres mil personas avalan el éxito de la última cita del año

Caras sonrojadas y gestos retorcidos, los corredores se resentían a las afueras del Palacio de Deportes y los organizadores, vestidos de amarillo, intentaban que los participantes que iban llegando a la meta siguieran caminando hacia el interior del pabellón. Pero no era tan fácil, los corredores, todos ellos aficionados, llevaban tres kilómetros recorridos y los últimos pasos ya pesaban. Comenzaron a correr en el inicio de la calle Ancha, frente al edificio de Botines, y pasaron por Ordoño, República Argentina, Papalaguinda, Guzmán e Ingeniero Sáez de Miera antes de llegar a su destino. La San Silvestre de León superó ayer su propio récord. Alrededor de 3.250 personas participaron en la tradicional carrera navideña que se celebra antes de fin de año desde 1997. A las 16.30 horas salieron los profesionales. Ellos hacían un recorrido algo más largo pero eran muchos menos (unos sesenta). La carrera popular comenzó a las cinco de la tarde, unas 3.200 personas de todas las edades hicieron el recorrido que cierra el 2004. Tardaron algo más de media hora en llegar los primeros a la meta. El número uno, Eduardo Balche Merallo, de 17 años. Entre los primeros, casi todos de la misma edad, destacó uno un poco más bajito, Iván Blanco Crespo que, con sólo 12 años, ya es conocido como una joven promesa del atletismo leonés. Los corredores, de lo más dispar. Había un poco de todo; los más pequeños, Carlos Fernández Palanca y Jimena García Fernández, de cuatro años; el más mayor, Emilio González Fernández, de 75; el árbitro asistente Internacional, Rafa Guerrero; una persona en silla de ruedas; el ex alcalde socialista, Francisco Fernández; de la cárcel de Mansilla, dos presos que, según fuentes penitenciarias, entrenan cada día para la ocasión; y el atleta roblano retirado este año, José Manuel García. Entretanto, vestimentas de todo tipo. Aunque predominaba el chándal tradicional, algunos aprovecharon la ocasión para hacer sus reclamaciones particulares (como los que vestían camisetas con la frase «Salvemos el Monte San Isidro»), lucir los gorros de navidad de todos los colores, o directamente sacar del armario la prenda más hortera para no pasar desapercibido. Según fueron terminando, los participantes fueron entrando en el Palacio, gorra en cabeza y botellín de agua en mano (regalos del Ayuntamiento de León) y se fueron agolpando en la pista y en las gradas para dar paso a la entrega de premios. Se fueron presentando a los invitados. Allí estaban Cristina Gómez, concejala de Juventud y Fiestas, el boxeador leonés Héctor Moreira, el jugador del Ademar, Héctor Castresana, Antonio Osorio del Comité Organizador, el ciclista Javier Pascual, el ex atleta José Manuel García y el árbitro Rafa Guerrero, estos dos últimos que habían participado en la carrera y habían llegado a la meta en el mismo momento. Los cinco ganadores de cada categoría (federada y popular, masculina y femenina) fueron subiendo al escenario improvisado para recoger los presentes. Los federados recibieron, además del trofeo, un premio en metálico; los aficionados se llevaron el trofeo de la populosa carrera. Después, y para terminar, se dio paso al sorteo, entre todos los participantes, de varios premios: un viaje a París para dos personas, lotes de equipamiento deportivo, una cesta de navidad, carnés de socio de la Cultural, el Ademar y el Baloncesto León y varias biciletas. Además, se repartieron cien balones. Al terminar, cada uno, como pudo, se fue a su casa intentando esquivar el tráfico que la San Silvestre provocó en el centro de la ciudad.