La crisis económica del club se cobró la cabeza del histórico Josecho Pardo

El baloncesto leonés siempre va a asociado al nombre de José Benito Pardo, conocido como Josecho, que una vez más tuvo que remangarse para conseguir que su equipo siguiese vivo, aunque le costó el cargo. La acumulación de deudas del Ayuntamiento con el equipo había sido una pelota de nieve que engordaba y engordaba en los últimos años sin que nadie hiciese caso a los llamamientos del presidente del equipo para que se paliese la situación. Y la crisis comenzó con la llegada de un embargo del Estado por el impago de 600.000 euros, que después se vio agravada porque el equipo llegó al 30 de diciembre con la necesidad de que se aprobase una ampliación de capital para no entrar en situación de quiebra. Nadie había querido parar a tiempo la crisis y la deuda municipal acabó asfixiando al equipo que se desangraba desde hacía tiempo con el pago de intereses. Y cuando estalló la crisis entró la política por medio para que los partidos aprovechasen la situación para culparse mutuamente y para sacar presuntas rentabilidades en la calle, mientras los días pasaban y llegaba el temido 31 de diciembre que dejaba a Baloncesto León en quiebra técnica. Finalmente llegó la solución gracias a la intensa labor de Josecho Pardo, que con una tremenda gripe, no dudó en dialogar con unos y otros para conseguir una subvención extraordinaria de la Diputación y el compromiso del Ayuntamiento -propietario del equipo- de que conseguiría dinero para finanzar la ampliación de capital necesaria. Ese dinero llegó a partes casi iguales entre el consistorio y la sociedad de constructores Agelco, pero tuvo un coste, la salida de Josecho Pardo del equipo. El equipo de gobierno municipal le pasó la factura por su actitud reivindicativa y la presidencia de Baloncesto León quedó en manos de uno de los socios más fieles Marcial Manzano.