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Publicado por
MARTÍN
León

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SE JUGARON los minutos aplazados del partido Cultural-Deportiva, prácticamente medio tiempo y el evento terminó en empate. La ocasión, de esas que pintan calvas y a las que hay que asirse como sea, fue desperdiciada por la Cultural y aprovechada por la Ponferradina. El lance no fue precisamente brillante. El planteamiento de la Cultural tendió al conservadurismo, el de la Deportiva a lograr puntuar. La Cultural partía con ventaja en el marcador y ni supo nadar ni guardar la ropa; la anarquía fue el denominador común de su hacer y estar sobre el campo. La Deportiva, con objetivo claro de puntuar, supo plantear bien el partido. El empate colmó las aspiraciones ponferradinas, en tanto defraudó totalmente las aspiraciones de la Cultural. Conclusión, Tomé derrotó a Cantarero. Un cúmulo de despropósitos, por parte culturalista, derivaron la victoria en empate, mal más que menor, pero que aún pudo ser mayor si los ponferradinos hubieran tenido mayor ambición o superior capacidad goleadora. La resolución del lance quedó firmada en el lanzamiento de una falta, perfectamente ejecutada por la Deportiva y nefastamente defendida por la Cultural; mal la barrera y mal el portero. Un empate cuya dimensión puede medirse por la euforia de los aficionados bercianos y por la desilusión de los seguidores culturalistas. Mal ha terminado la Cultural la primera vuelta. Pobre balance para un equipo hecho con pretensiones de ser el mejor del grupo. Su rendimiento deja por los suelos la teoría del coste eficacia. Preguntando al entrenador del Amurrio, su opinión sobre si el equipo culturalista era bueno, de los mejores del grupo, contestó lacónicamente, no me sé pronunciar en ese sentido, pero lo cierto es quien tiene mayor presupuesto...