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Kjelling estuvo bastante apagado, Juanín fue mejor

España arrolla a Noruega y jugará por las medallas contra Túnez (31-24)

Los de Pastor acarician los metales tras ganarse con solvencia una plaza para semifinales Pastor: «Este triunfo no nos debe hacer perder la

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Leontxo García - nabeul
León

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España jugó bien un partido decisivo, derrotó a la correosa Noruega y disputará el sábado una de las semifinales contra Túnez, sorprendente ganadora del Grupo II con el apoyo de 12.000 gargantas. Los otros dos aspirantes a medalla son Croacia y Francia. Es la tercera vez que España llega tan lejos en un Mundial: perdió las semifinales de Egipto 1999 y Portugal 2003. El partido empezó con jugadas significativas: paradas sensacionales de Hombrados (detuvo tres penaltis en la primera mitad) y Ege; el primer gol de España fue de Garralda, decisivo en los dos choques anteriores, a pesar de que su maltrecha rodilla derecha le había mantenido entre algodones hasta pocos minutos antes; y el 1-1 fue de Kjelling, el asombroso cañonero del Ademar de León, capaz de firmar varios goles imposibles cada día. Noruega tomó la iniciativa, y Garralda dejó de jugar, pero el seleccionador español, Juan Carlos Pastor, no se inmutó y mantuvo su táctica preparada de cambios constantes en el pivote (Uríos-Garabaya), el central (Chema-Iker) y el lateral izquierdo (Alberto Entrerríos-Lozano). El premio a la constancia llegó en los últimos siete minutos, cuando España hizo bien tres cosas que había hecho mal, o incluso muy mal, en los partidos anteriores: Iker acertó por fin con la portería, se jugó magistralmente en inferioridad numérica (2-0 de parcial) y se hizo el único contraataque de todo el primer tiempo, también rematado por Iker Romero, que ayer jugó en todo momento de forma muy sensata. Exhibición colectiva Y la brecha se abrió del todo en los primeros compases de la reanudación. De pronto, Garralda saltó a la cancha, y con gran acierto, como si se hubiera curado milagrosamente; Uríos empezó una clase doctoral sobre cómo se juega de pivote; y Alberto Entrerríos, muy difuminado en este Mundial, sacó por fin su gran talento, con goles preciosos. España marcó cuatro goles seguidos, y ahí, con el 19-13, se acabó la emoción. El resto fue una exhibición colectiva, una borrachera de buen balonmano ante un rival desarbolado, y siempre bajo la presidencia de un inmenso Hombrados, cuyo nombre habría que escribir con letras mayúsculas en la ficha del partido. En definitiva, España apabulló a Noruega en el partido de mayor magnitud que ha disputado en el Campeonato del Mundo de Balonmano de Túnez y se embolsó la anhelada plaza para las semifinales, el próximo sábado en la localidad tunecina de Rades. España mató dos pájaros de un tiro. Ganó a Noruega en un partido de capital importancia y se coló en las semifinales de un campeonato del mundo por tercera vez en su historia. Todo el equipo español confía en que a la tercera sea por fin la vencida porque sus recuerdos de anteriores semifinales no son precisamente buenos. Los dos antecedentes de España en las semifinales de un Mundial son dos derrotas dramáticas: frente a Rusia en Egipto 99 después de una decisiva tarjeta roja a Barrufet a pocos segundos del final, por la que los árbitros pidieron perdón después al portero español; y ante Croacia en Portugal 2003, tras dos prórrogas y penaltis. A la tercera, debería ser la vencida.

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