León solventa con el triunfo en la prórroga un partido mediocre
El equipo no logró consolidar sus rentas al fallar excesivos tiros libres y acabó sufriendo
Baloncesto León se reencontró con la victoria en Valls. Tras dos derrotas consectuvias, el equipo sumó un triunfo, aunque con un partido mediocre, que le hizo sufrir en exceso. El Valls, que había sido vapuleado por el cuadro leonés en el Palacio de Deportes en octubre (96-53), vendió muy cara su piel y sólo se rindió en el tiempo suplementario. Y porque en la prórroga sólo existió un equipo. El 3-11 prueba la superioridad visitante. El arranque del encuentro fue engañoso. El equipo tarranconense dio la impresión de salir adormilado, o quizá acomplejado todavía por el recuerdo de la paliza sufrida en la primera vuelta. El conjunto leonés, en cambio, parecía muy centrado. Basado en una fuerte defensa, que dificultaba enormemente las acciones ofensivas de los hombres de Joan María Gavaldà, y marcando el ritmo de juego que más le interesaba, León tomó el mando en el arranque. El Valls tenía muchos problemas para anotar y aunque su adversario no era una máquina perfecta en labores ofensivas, encestaba con mayor regularidad. En el minuto 7 de partido el marcador reflejaba la superioridad del cuadro visitante, que dominaba por siete puntos (5-12). El encuentro, aunque quedaban muchos minutos de juego por delante, parecía encarrilado por parte de los hombres de Jareño. Sin embargo, fue a partir de ese momento cuando despertó Tim Kennedy. El alero estadounidense lideró la reacción del Valls, que en los tres minutos que restaban del primer cuarto logró un parcial 8-2 que redujo a un punto la ventaja de León (13-14). El segundo cuarto se pareció al primero en la escasa capacidad anotadora de los dos equipos, aunque a diferencia del anterior éste fue igualado de principio a fin. Kennedy mantuvo su alto ritmo para mantener un resultadado igualado. Además, el alero -que llegó al descanso con 15 puntos en su haber-, tuvo la colaboración de dos compañeros: el base Jordi Tombas y el ala-pivot Marc Silva. Por parte del León era su pareja interior Higgins-Barnes la que llevaba el peso del equipo, y especialmente el segundo. Higgins no se resintió del esguince de tobillo que padeció hasta hace unos días y se movió con soltura y efectividad por ambas zonas. Como ninguno de los dos conjuntos fue capaz de mandar con la claridad que lo había hecho al principio León y los porcentajes de anotación fuerron bajos, el parcial del segundo cuarto fue de igualdad máxima (14-14), con lo que se llegó al descanso con todo por decidir (27-28). Tras el paso por los vestuarios, el encuentro se reanudó con la misma tónica de igualdad, al menos durante tres minutos. Pero una falta antideportiva de Bryant a Panadero permitió a León dar un pequeño estirón al marcador (28-33), que psoteriormente aumentaría el propio Panadero con un triple que ponía a los hombres de Jareño con la máxima ventaja del encuentro: nueve puntos (34-43). De nuevo el triunfo leonés parecía encarrilado. Pero también de nuevo hubo reacción local y con un parcial de 8-0 en dos minutos y medio se situó a un punto de su contrincante (42-43) cuando restaban 36 segundos para el final del tercer cuarto. El periodo que debería haber sido definitivo mantuvo el toma y daca en el juego y en el marcador. El Vallas se puso por vez primera por delante en el marcador (50-49) en el minuto 32 y dos minutos después su ventaja era de seis puntos (56-50). Fueron los peores momentos para León, que sí logró evitar un despegue mayor del rival. En los últimos minutos el equipo de Jareño fue limando la renta para llegar a un final agónico, en el que Rivero (68-66) falló los tiros libres pero cogió el rebote y anotó sobre la bocina para forzar la prórroga. Y en el tiempo suplementario la superioridad leonesa fue total. Su defensa, pese a la ausencia de Higgins, fue excelente y el Valls sólo anotó un punto mientras el partido estuvo vivo, por 11 de León. El triunfo visitante se basó en esta fase en la defensa con Barnes blindando el aro leonés para conseguir parar el rival y facilitar los balones para que la explosividad de Pedro Rivero empujase a León hacia un triunfo más que vital.