El Barça no puede con el Espanyol y brinda otra ocasión al Madrid (0-0)

El Barça acumuló un nuevo traspiés como local tras empatar ante el Espanyol en un mal partido que los azulgrana hubiesen resuelto con cierta comodidad si no se hubiesen topado con las cualidades felinas de Kameni. El portero camerunés resolvió con gran acierto todas las aproximaciones de sus adversarios que tampoco estuvieron muy acertados. Rijkaard sorprendió con la introducción de Gerard y Maxi López en el once inicial ante un Espanyol muy mermado en la parcela ofensiva por las lesiones de Tamudo y De la Peña. Unas bajas que reforzaron la voluntad defensiva del planteamiento de Lotina. El técnico blanquiazul tejió un plan muy preciso para intentar tapar a su adversario. Ito y Jarque tenían la misión de cerrar la clarividencia atacante de Xavi y de Deco. Ahogando a la pareja de creadores azulgrana y agrupando las líneas, los blanquiazules atajaron las intentonas locales durante toda la primera mitad. El Barça andaba espeso, descolocado y sin ideas. Salvo la acción inicial de Eto'o bien resuelta por Kameni, los azulgrana eran incapaces de generar peligro topando una y otra vez con su lentitud en el desplazamiento del balón y la telaraña construida por Lotina. Un desangelado Camp Nou asitía atónito a un clásico catalán muy apático sólo calentado por una pugna entre Deco e Ito al filo del descanso. Revolución local Viendo la escasa capacidad ofensiva de su equipo, Rijkaard aprovechó el descanso para modificar su once. Su reacción, combinada con un demoledor arranque de Ronaldinho, insuflaron nuevos ánimos a los azulgrana materializados en un remate a bocajarro de Iniesta salvado de forma espectacular por Kameni. Consciente de la necesidad de conservar la distancia en el liderato, el Barça subió una marcha. Una velocidad más bastó para empezar a desarbolar la resistencia de su rival ciudadano que conservaba el cero en su casillero gracias a Kameni. Viendo el desaguisado que se le venía encima y la nula capacidad de su equipo en la faceta atacante, Lotina puso en liza a Domi para tapar las internadas de Belletti. Una maniobra que una salvaje entrada de Jarque truncó. El jugador blanquiazul le clavó a Márquez una patada en el rostro más propia de cualquier arte marcial que de un partido de fútbol. La inferioridad blanquiazul no incrementó la ofensiva azulgrana que seguía llegando a cuentagotas a las inmediaciones de Kameni. A pesar de ello, el Barça generaba suficientes ocasiones de peligro para desnivelar el marcador pero seguía faltando acierto. Tanto que el resultado inicial ya no se movería. Los azulgrana se estrellaron una y otra vez en los últimos minutos ante la defensa visitante y al final los jugadores de Lotina dedicaron el empate obtenido en el campo del eterno rival a los cerca de 300 hinchas periquitos que lo festejaron en lo alto del gol sur del estadio.