El Barcelona, entre el orgullo y la rabia por salir de la Champions

El Barcelona sufre la resaca de la eliminación ante el Chelsea en los octavos de final de la Liga de Campeones, tras caer por 4-2 en Stamford Bridge, con una mezcla de orgullo, convencido de ser mejor que el rival, y de rabia, por las ocasiones de gol falladas que habrían sentenciado el duelo y también por la falta a Víctor Valdés en la jugada del cuarto y decisivo gol del equipo inglés. Los jugadores del Barça volvían ya ayer por la tarde al trabajo para preparar el partido del próximo sábado ante el Athletic de Bilbao en el Camp Nou, después de que fueran recibidos en el aeropuerto del Prat por una treintena de aficionados para darles ánimos. Se trata, en todo caso, de una decepción en el primer gran reto de la temporada, que acabó con indignación por lo ocurrido en el cuarto gol del equipo de Mourinho. Collina decidió conceder el gol de John Terry, sin tener en cuenta que uno de sus asistentes no lo daba, ya que mantuvo su bandera en alto y no corrió hacia el centro del campo, por el agarrón del portugués Ricardo Carvalho a Valdés, durante unos segundos. La protesta por el arbitraje, sin embargo, no fue compartida por el entrenador barcelonista, Frank Rijkaard, que explicó que no es partidario de «quejarse» y recordó las ocasiones desaprovechadas por su equipo. Además, señaló los «errores» y la «falta de madurez» y de «concentración», refiriéndose a las pérdidas de balón y la concesión de acciones a balón parado. Los azulgrana no habían encajado tantos goles en un partido en toda la temporada. Como dijo el capitán barcelonista, Carles Puyol, a la conclusión del partido, el Barcelona «pagó los errores» con una eliminación que, a pesar de todo, no cree que justa. En cualquier caso, ahora toca centrarse en la Liga, como apuntó el brasileño Ronaldinho de Assis, tras un partido en que sus dos goles, uno de penalti y otro en una genialidad, situaron provisionalmente al equipo en cuartos de final.