Ríos muy bajos y bastantes truchas en el primer avance de temporada

Cuando falta menos de un mes para que se inicie la temporada truchera, ya son muchos los aficionados que preparan su equipo, revisan cañas carretes y vadeadores o hacen inventario de sus moscas ordenando debidamente las imitaciones de principio de temporada y las que se han de utilizar a partir de junio. Los más impacientes no esperarán a la apertura en León y se trasladarán a Galicia, Asturias e incluso a Portugal, que ya abrió su temporada el pasado domingo. Los más veteranos recuerdan cuando se abría la temporada el primer domingo de marzo también en los ríos leoneses. Luego se trasladó la fecha hasta el día de San José, 19 de marzo, para en la actualidad, establecer una fecha que suele coincidir con el primer domingo de abril. Retrasar la temporada puede favorecer la eclosión del alevinaje en los ríos con aguas más frías, mas aun en un año como este en que la relación grados-día retardará la maduración de las puestas. Además, el uso del vadeador hace que se pisen los frezaderos con demasiada frecuencia. En otros ríos, sin embargo, las frezas se produjeron en noviembre y a estas alturas, si hubo fecundación, los alevines ya estarán alimentándose de su vesícula vitelina. La fórmula de abrir unos ríos antes que otros se llevó a cabo durante varias temporadas, provocando división de opiniones, desde quienes pensaban que era lo más adecudo hasta los que lo hacían en sentido contrario argumentando que se cargaba la presión sobre ciertos tramos de río. En todo caso es un clamor entre los pescadores que, al menos los cotos intensivos, deberían abrirse antes de la Semana Santa. La visita como consuelo Si no se puede pescar siempre cabe el recurso de visitar las zonas donde se pesca de forma habitual. Esto es lo que hacen muchos aficionados y de ahí que los tramos más accesibles de los ríos estén bastante concurridos en las mañanas de sábados y domingos. Lo primero que se advierte al observar los cauces es lo escasos de agua que discurren. Un invierno extremadamente seco y frío es el causante de la situación. Las alarmas no se han disparado todavía debido a que se acumula bastante nieve en las montañas que harán que se recuperen los caudales. Los deshielos, sin embargo, no son buenos para pescar, pues las aguas frías apenas contienen oxígeno lo que reduce la actividad de la trucha. La nieve acumulada permitirá que se recarguen los acuíferos y, de cara al verano, asegurará un caudal aceptable al menos en aquellos ríos en los que no se produzcan sacas excesivas para el riego. Tal vez porque los caudales son bajos la presencia de abundantes truchas es perceptible a simple vista. Este hecho está poniendo los dientes largos a muchos pescadores, especialmente a los novatos, que piensan que nos encontramos con un año excepcional. Tras la freza las pintonas intentan recuperarse y comen de forma abundante. Las eclosiones de esta época son muy cortas, por lo que han de comer deprisa y por ello dan una impresión engañosa. Luego se trasladan a zonas de aguas tranquilas donde son perfectamente visibles. El problema estriba en que, con poco agua, son más vulnerables tanto por los furtivos como por sus depredadores. Hace algunos días todo un especialista, como Tomás Granizo, de Benavides, comentaba la abundancia de nutrias en el Órbigo y en el Omaña. También en el embalse de Selgas, donde consumen gran cantidad de cangrejo señal. Las garzas y las cigüeñas también consumen alevines en las zonas poco profundas. Pero estos depredadores siempre estuvieron e incluso las nutrias son un claro exponente de la salud del río. Los cormoranes, sin embargo, son otra historia y, desgraciadamente, siguen siendo demasiado abundante tanto en el Esla como en el Sil sin que su descatalogación haya conllevado medidas de control por parte de la Junta de Castilla y León.