Luxemburgo pierde crédito y en la Liga aguarda un calendario duro

El carrusel de posibles cambios también afectarán al banquillo, donde Luxemburgo pierde cada día más crédito porque tampoco cumple los objetivos de un año negro en el que Queiroz fue destituido, dimitió Camacho y García Remón sólo fue un mal parche. Ya se habla de Rafa Benítez, Víctor Fernández, Arsene Wenger o Luiz Felipe Scolari..., y el tarro de las especulaciones sólo se acaba de abrir. Desde que cayó en la final de Copa, el pasado 17 de marzo contra el Zaragoza, en Montjuic, el Madrid no levanta cabeza. Si hace dos años Florentino prescindió del «librillo agotado» de Del Bosque y del capitán Hierro por el pecado de ganar la Liga y caer en semifinales con la Juventus, qué no puede ocurrir si el equipo suma dos campañas en blanco -salvo una devaluada Supercopa de España- y se despide de Europa en octavos, lo que no sucedía desde que en 1989 los merengues fueron apabullados en esa ronda por el imponente Milan de Arrigo Sacchi, el único que a día de hoy no se discute en el Real. Travesía en el desierto Salvo que en breve reduzcan la distancia de ocho puntos con el Barcelona, que visita el Chamartín dentro de tres jornadas, a los blancos les aguarda un infierno, una travesía en el desierto en los tres próximos meses. Si el equipo no levanta de inmediato el vuelo, la reacción del público en los choques de casa ante Málaga, Barça, Villarreal, Racing y Atlético podría enterrar con antelación a más de una megaestrella mediática y dejar contra las cuerdas a Florentino Pérez. Un anticipo de lo que se les puede venir encima lo sufrieron ya en el aeropuerto de Turín, donde bien entrada la madrugada del jueves los jugadores fueron increpados al grito de «mercenarios» por decenas de aficionados que también pidieron la cabeza del cariacontecido presidente. Incluso Ronaldo se enfrentó abiertamente con los Ultras Sur. El regresó desde Italia no pudo ser más triste, ya que por culpa de la huelga de controladores en Francia la expedición madridista, hundida por la derrota y ya embarcada en el avión, tuvo que soportar dos horas de retraso y no aterrizó en Madrid hasta las seis de la madrugada. De Barajas, a descansar y a meditar sobre el incierto futuro. Hasta el viernes por la mañana no regresan los entrenamientos.