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Cuenta atrás para la artesanía

El núcleo más importante del equipo nacional de lanzamientos atléticos se entrena en su reducido hueco del pabellón de la ULE hasta que el Cear esté disponible, dentro de dos años

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O. Marrón - león
León

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En sólo 60 metros cuadrados de una esquina del pabellón Hansi Rodríguez de la Universidad de León (ULE) se concentra el núcleo más importante, lo mejor casi en su totalidad, del equipo nacional de lanzamientos de atletismo. Parece mentira que del reducido hueco, una esquina de la cancha junto a la grada y un trozo del almacén de la instalación bajo el graderío, hayan salido ya un campeón de Europa, dos plusmarquistas nacionales y los mejores especialistas en peso, disco y jabalina de España en la última década. Allí esperan, entre el sudor, el esfuerzo diario de no menos de tres horas y las correcciones de su entrenador, Carlos Burón, disponer de unas instalaciones específicas y dignas para ellos. Un centro especializado de alto rendimiento (Cear) que Estado, Junta, ULE y Ayuntamiento se han puesto por fin de acuerdo en construir, pero que no llegará a ser una instalación real y operativa hasta dentro de dos años. Apenas cuatro días después de haberse proclamado medalla de bronce en el Europeo choca ver a Manuel Martínez, nada menos que el capitán de la selección española de atletismo, pujar con el magnífico discóbolo canario Mario Pestano y el restos de hombres y mujeres del grupo -hasta 15- de colchonetas, pesas y aparatos para hacer hueco a los distintos momentos del entrenamiento; a no más de 10 o 15 grados de temperatura y cubiertos de sudor. Mario y Manolo, sobre todo este último, son los líderes de un grupo en el que figuran la segunda y tercera marca nacional de disco masculino y la primera en la actualidad en categoría femenina; varios líderes de todas las especialidades en categoría promesas y con buenas marcas ya a nivel absoluto y chavales jóvenes que pretenden ser la próxima generación de lanzadores de élite, al calor de lo que pueden aprender de las estrellas con las que entrenan y del consagrado preparador del equipo. «Ni siquiera puede venir más gente, porque no hay espacio. Pero aunque no tenemos nada inventamos, y con dedicación llegan los resultados», mantiene Carlos Burón. «Aquí estuvo Martina Puente, ahora ya retirada, y se hizo grande; y Antonio Lora llegó con una marca de 16 metros y se fue con 18», recuerda por citar el nombre de otros lanzadores importantes. Mientras corrige o anima a sus pupilos, explica las condiciones en las que entrenan. Reconoce que tiene a dos estrellas y un buen puñado de lo mejor de España. Pero se niega a reconocer él mismo que juntos, en una esquina de un pabellón de la ULE, entrenan y se forman los que son la élite y el futuro del lanzamiento atlético español.

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