Diario de León
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MARRO
León

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DE ENTRE LOS retos federativos, y -recuerden- por prioridades, hemos venido enfatizando sobre la puesta en marcha del proceso de creación de una federación a nivel nacional de lucha leonesa. Referente una vez más, referencia permanente, el ejemplo canario: decreto 433/83 que da carácter oficial a su Federación -«Nacional»- de Lucha Canaria. Sociológicamente, en el plano de la ciudadanía, crear un clima propicio en orden a alentar la iniciativa, con implicación de todas las fuerzas vivas. Tratar de que no se malogren las expectativas tan esperanzadoramente abiertas hace tres lustros (en el transcurso de 1990) y que refrescábamos donde esta columna monográficamente dos meses atrás (5 de enero). Un exbaloncestista de Alcalá y un exclérigo riojano, a la sazón Gobernador Civil y Presidente de la Diputación respectivamente, abrían el camino en los frentes políticos de la Administración; mientras que por su parte Ángel Rivero, presidente de la por entonces Agrupación Provincial de Lucha Leonesa, aportaba el compronente técnico y coordinaba el proceso gestor. Pues bien, en esa línea de crear clima propicio en estos decisivos avatares para la lucha leonesa, se hallan las declaraciones del aludido Gobernador Civil de León entre 1989 y 1990 Arsenio Lope Huerta, y que aparecieron en este periódico el pasado jueves. En el transcurso de las mismas reciba compromiso «social» -de la sociedad de León- para con las asignaturas pendientes de la lucha leonesa: el reconocimiento olímpico y ese reconocimiento federativo a nivel nacional que invocábamos al principio. Nos permitimos transcribir algunas de las reflexiones más ilustrativas de Lope de Huerta, clarificadores elementos de reflexión luchísticoleonesa... y que se comentan solas. «El descubrimiento de la lucha leonesa significó para mí la constatación del derecho de todo pueblo a defender sus raíces, aquello que le da singularidad (...) entendimos que la lucha leonesa merecía un reconocimiento oficial en el plano nacional. Y se puso toda la ilusión en gestionar en esa dirección (...). Yo llegué a pensar que se conseguirían ambas cosas: una Federación de Lucha Leonesa -propia e independiente- a ese máximo nivel nacional que pretendíamos, y una homologación como deporte olímpico para Barcelona-92. Todo apuntaba a que podría incluirse la lucha leonesa entre los deportes, al menos de exhibición, en nuestra olimpiada; acaso nuestra ilusión nos impidiera ver, en aquellos momentos, las dificultades, y por qué no decirlo, las incomprensiones con que topamos (...) Temores que existieron, o al menos no percibimos, por parte del entonces Consejo Superior de Deportes en cuanto a conceder a la lucha leonesa su derecho a disponer de su propia federación. Posicionarse institucionalmente al nivel federativo de cualquier deporte nacional y universalmente reconocido». Hasta aquí algunos párrafos de las declaraciones de Lope Huerta, cuya entrevista propició inaugurar en las páginas deportivas la sección «qué ha sido de ellos?»: recuperación de la memoria históricodeportiva a través de gentes que dejaron huella (deportiva). Y que remataremos mañana jueves para finalmente concluir con los soportes argumentales que den sentido a ese «Ahora o nunca» de titulares.

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