Decepción en la grada que volvió a responder a la llamada del equipo
La reanudación de las relaciones institucionales con el Valladolid parece sentar mal al Ademar
Con seguridad, miles de aficionados del Ademar se fueron ayer a dormir con malas, muy malas vibraciones en el cuerpo. Y es que si perder siempre sienta mal; hacerlo contra el «enemigo» por excelencia de los leoneses sienta como una patada... exactamente ahí. Y eso es realmente doloroso. Máxime, cuando el Palacio de Deportes volvió a llenarse para apoyar al equipo y ver -al igual que había sucedido en los últimos diez años- como el Valladolid salía derrotado del feudo leonés. Gritos, retumbar de aplausos y tambores y decenas de banderas de León expresando orgullo patrio. La afición vocifera «¡A por ellos, oe, a por ellos, oe!!». Sin embargo, el guión en la noche de ayer fue otro. El Valladolid no quería el papel que le tenía reservada la afición leonesa en la «función» -el de secundario vapuleado por el bueno- y se hizo con el de protagonista. Y además por méritos propios. El equipo, agarrotado en pista, no terminaba de conectar con la grada, Cuando en ocasiones parecía que sólo hacía falta un gol para iniciar la remontada se fallaban ataques claros ante la portería rival para desesperación de todo el mundo. El personal iba viendo que aquella no iba a ser una noche de vino y rosas precisamente. Y al final así sucedió. Otro motivo más de penitencia en esta Semana Santa. El Valladolid ganó en la pista del Ademar de León cuando no lo hacía desde la temporada 1995-96. En rueda de prensa lo recordaban ambos entrenadores. Manolo Cadenas lleva jugados once derbis y el de ayer fue el segundo que perdió. Y en esta ocasión con el nuevo presidente del Valladolid, Dionisio Miguel Recio, sentado en el palco del Palacio de Deportes. Algo que su antecesor no lo había hecho nunca en los últimos tiempos por la «guerra fría» entre ambos clubes y entre ambos aficiones. Por lo visto la nueva «entente cordial» no es precisamente buena para los intereses del equipo ademarista. El Ademar, por lo que parece, juega mejor con tensión bélica en el ambiente.