Diario de León

El Valladolid rinde al feudo leonés y apea al Ademar del tren de la liga

Los leoneses, nerviosos e imprecisos en ataque y defensa, bajan al cuarto lugar en la tabla

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Georgino Fernández - león
León

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En esta ocasión el paseo por el filo de la navaja terminó en herida. Se salvaron los muebles en dos partidos recientes -Ciudad Real y Arrate- pero ayer en el derbi frente al Valladolid el Ademar no pudo remontar un encuentro en el que de nuevo tras un mal arranque fue a remolque todo el tiempo. Su derrota ante el equipo de Juan Carlos Pastor les deja apeados del tren de la liga, máxime cuando ayer ganaron sus tres rivales directos: Barcelona, Portland y Ciudad Real. Ahora, Ademar baja al cuarto puesto en la tabla. El equipo jugó mal y no llegó a conectar casi nunca con la abarrotada grada que ayer fue al Palacio en masa a ver una victoria frente al «enemigo» pucelana. Por desgracia, tendrá que ser en otra ocasión. El Valladolid, que no ganaba en León desde la temporada 95-96 se iba para casa con los dos puntos. El Ademar estuvo nervioso y sobre la pista transmitió una ansiedad tan evidente que agarrotó los brazos y las piernas de muchos de los jugadores. Faltó acierto en ataque y más tensión en defensa. Al encarar la portería pucelana se fallaron demasiados pases a los pivotes, las contras fueron escasas y en defensa no se pudo parar casi nunca a los dos grandes artilleros del Valladolid: el cubano Fis y el argentino Eric Gull. El «Flaco» Gull cosió ayer la portería leonesa con una misma jugada: dos o tres pasos con sus zancudas piernas, elevación y gol. Diez goles -incluidos dos penaltis- llevaron la firma del argentino. Fueron demasiados. Y sumados a los seis de Fis: 16. La mitad del total de su equipo que terminó con 34. Por el equipo leonés, se salvaron dos jugadores de la «quema». Uno fue el noruego Kristian Kjelling que a pesar de sus problemas en el hombro terminó con ocho goles en su cuenta particular. Se le vio motivado y enfiló con decisión la portería de Sierra, que estuvo bastante acertado toda la noche. El otro fue Juanín García. No tuvo uno de sus noches mágicas pero aún así contribuyó con siete goles y suyas fueron las acciones más emocionantes: tres contraataques seguidos en el segundo tiempo que pusieron en pie a la grada y supusieron un balón de oxígeno para alimentar las pocas esperanzas del equipo de Manolo Cadenas de salir victoriosos del envite. Y es que ya se vio desde el comienzo que las cosas pintaban mal para los de casa. Ademar salió a la cancha con demasiados nervios. Daban la sensación de ser un grupo ansioso de querer ganar de cinco al Valladolid en los primeros diez minutos. Y la realidad fue otra. En esos diez primeros minutos el bloque de Pastor se adelantaba con un contundente 3-7. Un mal inicio que de nuevo lastraba a los leoneses. Cadenas pide tiempo muerto reclama más intensidad en defensa pero los amarillos no se amilanan. En ese primer tiempo, dos goles seguidos de Curuvija ponen el 11-14 en el marcador y un atisbo de esperanza en la afición. Al final de los primeros treinta minutos se llegó con un 14-16 que permitía pensar en la remontada. Sin embargo el panorama no cambió en exceso. Petar Metlicic, que tuvo una noche muy gris no se estrenó en el marcador hasta el minuto seis de la segund parte. Manolo Cadenas cambia la defensa y pone a García Parrondo de adelantado para intentar entorpecer las comunicaciones en el ataque vallisoletano. No termina de resultar. En el ecuador del segundo tiempo el Valladolid manda con un contundente 19-27. Ocho goles de ventaja; nadie se lo quiere creer y el fantasma de la derrota empieza a planear sobre el Palacio. En ese momento, surgió la garra de Juanín: cuatro arrancadas de furia y 25-29. ¿Todavía era posible? Gull, Davis y Chema Rodríguez se encargaron de decir que «no». Al final 32-34 y tijeretazo mayúsculo a las opciones en la liga.

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