Aragonés y el cambio tranquilo
Las limitaciones de la selección española fuera, con tres empates y un único gol, dificultan su pase al Mundial, a pesar de que aún depende de sí misma y el calendario le beneficia
La falta de ambición y contundencia lejos de casa, con discretos empates en Bosnia, Lituania y Serbia y un mísero gol anotado en la suma de los tres partidos, han enrevesado el camino de España hacia el Mundial de Alemania 2006, una senda que aparecía mucho más despejada cuando se celebró el sorteo. Aunque aún depende de sí misma, si quiere cumplir el objetivo sin necesidad de jugársela otra vez en una dramática repesca, lo que ya ocurrió para la Eurocopa contra Noruega, la selección está obligada a superar los dos próximos exámenes de junio y a recuperar en la trascendental reválida de septiembre el terreno perdido ante los «plavi». Con dos puntos de desventaja sobre los serbio-montenegrinos, los mismos que los lituanos y dos más que los belgas justo en el ecuador de la clasificación, las cábalas están en boca de todos. Se parte de la base de que para el Mundial, cita que España no se pierde de manera consecutiva desde Argentina'78, se clasifican directamente los líderes y los dos mejores segundos de los ocho grupos de la zona europea. Los seis segundos restantes, entre los que estará seguramente el del grupo de España, se jugarán tres plazas en esas eliminatorias. Final ante Serbia Al remozado equipo español le restan tres partidos en casa y dos fuera, exactamente igual que a serbios y bálticos. Descansa hasta los días 4 y 8 de junio. Entonces tendrá que ganar en Mestalla a lituanos y bosnios. Si ahí no perdona, se jugará la cabeza en el arranque de la próxima temporada contra Serbia. Esa cita clave, ya que el triunfo se vaticina como una cuestión de vida o agonía, será el 7 de septiembre, con la temporada recién iniciada y los adversarios más rodados porque suelen comenzar antes. Aunque todavía no está decidido, si se cumplen los deseos de Luis de jugar en sede fija los choques más importantes, el estadio del Valencia debería ser el escenario de ese gran partido, máxime si en los dos anteriores afición y equipo responden. En caso contrario, Sevilla y Madrid se encuentran a la expectativa. Incluso ganando a los serbios persistirán las dificultades si los balcánicos no pinchan en el resto de sus compromisos. En ese supuesto, España tendría que ir a buscar un triunfo fundamental en terreno belga, donde ya ha ganado Serbia. El encuentro se jugará en Bruselas el 8 de octubre, cuatro días antes de cerrar la clasificación en el trámite de San Marino. Al margen de confiar plenamente en sus propias fuerzas, España espera algún tropezón «plavi». Tampoco descarta un despiste de los serbios en su próximo partido en casa ante una Bélgica irregular pero que se ha metido en la pomada. Un empate entre estos rivales directos sería el resultado soñado para España. También tienen que jugar los serbios en casa ante los lituanos y cerrar la clasificación ante sus archirrivales de Bosnia Herzegovina. Sólo con esas visitas a España y Serbia, el calendario de los ex soviéticos está lleno de trampas incluso para terminar segundos.