Diario de León

El Madrid, con un discreto triunfo, todavía sueña con alcanzar la liga (1-2)

Con la victoria ante el Albacete, la diferencia de los blancos con el Barça es de ocho puntos Guti y Samuel no jugarán frente al Barça por acumulación de tarjetas

El brasileño del Real Madrid Ronaldo se queja de una entrada del jugador del Albacete Paco Pena

El brasileño del Real Madrid Ronaldo se queja de una entrada del jugador del Albacete Paco Pena

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A. París - albacete
León

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Sin Zidane, sin Beckham, con Raúl en el banquillo, Ronaldo negado ante el gol y Vanderlei Luxemburgo en plan conservador, el Real Madrid logró un discreto triunfo en el Carlos Belmonte que le permite agarrarse desesperadamente a la Liga. Con ocho jornadas por delante y el Barça a la vuelta de la esquina, la diferencia es de nueve puntos. El rico, que para el gran clásico perderá por sanción a Samuel y Guti, hizo lo justo para imponerse a un humilde que siempre quiso jugar al fútbol, se adelantó incluso en el marcador, pero se mostró tan ingenuo y blandito como en toda la temporada. Por algo, salvo milagro, lleva camino de jugar en Segunda el curso próximo. Luxemburgo siguió los mismos pasos de Luis Aragonés y también dejó en el banquillo a Raúl. Prefirió la mayor frescura y olfato goleador de Owen, que no le defraudó al anotar la diana decisiva en el último suspiro de la primera parte. El inglés pelea menos que el madrileño, tiene mucha menor ascendencia sobre sus compañeros, pero, hoy por hoy, posee más chispa donde se deciden los duelos. Polémica El clásico duelo entre dos equipos necesitados de triunfos y obligados a arriesgar resultó atractivo al principio. Y comenzó con polémica, ya que al minuto se le anuló un gol a Ronaldo por un fuera de juego inexistente. Esa acción se vería compensada por Undiano Mallenco al dar validez al tanto de Helguera, que se apoyó claramente en Mingo antes de cabecear un saque de esquina. Tuvo fortuna el Madrid en equilibrar enseguida, recién cumplido el primer cuarto de hora, una cita que se le había puesto en contra con el afortunado gol de Redondo, que se aprovechó de un error de Gravesen y cuyo disparo se coló entre las piernas de Helguera y Casillas. Con un fútbol osado y jugadores técnicamente vistosos como Pacheco, Momo o Rubén, los manchegos daban una sensación notable. Para nada parecía un equipo abocado al descenso, pero el problema es que de nada sirve hacerlo bonito si te falta pegada arriba y contundencia atrás. Y si encima pecas de inocente y en la última jugada del primer período dejas arrancar con metros a Guti, quien se aprovechó del arrastre de Ronaldo para regalar el gol a Owen, estás muerto. Comenzó también con ritmo y ocasiones la segunda mitad. Pudo empatar Redondo, que lanzó a bocajarro contra Casillas, y poco después Ronaldo tuvo en su cabeza la sentencia. Como está sin suerte, estrelló el balón contra el poste y más tarde contra Valbuena tras una espectacular bicicleta. Paulatinamente, el partido decayó. El Alba fue un quiero y no puedo de lo más previsible y el Madrid jugó con el peligro de no irse a por el rival. A ello contribuyeron los cambios de Vanderlei, lógicos sólo en un tipo como él que desprecia las bandas. Retiró primero a Solari y apostó por Celades -tiró a Guti hacia la banda- y luego quitó a Figo para defender con Borja.

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