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Publicado por
FRAN GUERRERO
León

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HA SIDO sin duda una victoria especial para Tiger Woods, que no conocía un triunfo en un torneo de Grand Slam desde hace dos años medio, el último fue el Open de Estados Unidos de 2002. Para cualquier jugador, llevar nueve Grandes en su marcador en diez años como profesional sería como un sueño, para Tiger, el mejor golfista del mundo del siglo XXI, era algo natural, algo a lo que nos tenía mal acostumbrados. Con esta victoria el Tigre se ha embolsado también un suculento cheque de 1.260.000 dólares, se apunta la victoria número 43 en sus diez años de carrera a la edad de 29 años, diez meses y 10 días (Cypress, California, 1975). Además, sigue manteniendo el récord, que le arrebató a Severiano Ballesteros, de haber sido el golfista más joven en ganar un Masters de Augusta en 1997, a la edad de 21 años, con el récord, además de 270 golpes (-18). La poderosa pegada de Tiger puso sobre aviso a Hootie Jonson sobre las nuevas generaciones de jugadores y los avances de la tecnología en producir nuevos materiales más ligeros, más potentes y que alcanzaban más distancias. Cambió su swing, adptándolo a los nuevos aires de este deporte, y llegó el Tiger del siglo XXI, con más masa muscular, más cabeza, potencia más controlada y mayor poder mental. Los triunfos de Grand Slam llegaron uno detrás del otro. Después vino el bache. Más de dos años sin ganar alguno de los grandes, venciendo sólo en torneos menores. Y deambulando por la Ryder Cup. No obstante, ya acumula 58 victorias en diez temporadas como profesional.