Diario de León

Al Ram sólo le queda ganar, esperar y sobre todo rezar Esta vez la afición sí respondió

El equipo leonés está obligado a derrotar al A Mariña y que el O Parrulo caiga en su feudo

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Roberto Arias - león
León

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Obras y Estructuras Ram deberá hacer un ejercicio de fe la próxima jornada si quiere salvar la categoría. La derrota sufrida ayer ante el Tres Cantos, campeón del grupo, ha supuesto un revés casi irreversible en su carrera por conseguir la permanencia, aunque todavía tiene una ligera esperanza de poder conseguir su objetivo al haber perdido también O Loureiro y Loeches, lo que supone el descenso matemático del equipo madrileño sin esperar al desenlace de la última jornada. Sin embargo, el equipo leonés ayer mereció mucho más, pero su falta de acierto en el remate y sus numerosos errores defensivos, fruto de la enorme tensión producida por la necesidad, terminaron pasándole una excesiva factura dando demasiado premio a un equipo vulgar, sin ninguna figura de referencia, pero que tienen en su juego de conjunto y en la dirección técnica su mayor arma. Los primeros minutos resultaron a la postre determinantes. Dos goles de Párraga, su mejor artillero, en apenas seis minutos fue una losa demasiado pesada para un equipo que puso más corazón que cabeza en el envite, y aunque terminó anulando su desventaja en el minuto 15, una decisión más que discutible de la pareja arbitral, malos de solenmnidad, permitió de nuevo a Párraga adelantar a los madrileños un minuto después al transformar el lanzamiento de un doble penalti, llegándose al descanso con el triunfo parcial del líder por 2-3. En la reanudación los leoneses buscaron con ahínco una nueva igualada, disfrutando de varias ocasiones muy claras no sólo para haber empatado, sino para darle la vuelta al resultado, pero no acertaron ante la portería rival, y en un contraataque Penti volvía a poner en dos goles la ventaja del Tres Cantos. Con este marcador comenzó a escribirse el principio del fin, porque los leoneses comenzaron a dar muestras de cansancio en sus mejores hombres y los madrileños a creer en sus posibilidades, sentenciando Gabi y Tito, éste en propia puerta en una jugada de auténtica desgracia, a tres minutos del final.

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