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Doce razones para un título

Ademar liquida al RK Zagreb con una segunda parte excepcional que le da una renta ilusionante

Publicado por
Georgino Fernández - león
León

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Esto pinta francamente bien. Ni los más optimistas del solar pensaban viajar a Zagreb con una renta de doce goles de ventaja. Sin embargo, para felicidad de todo León, la realidad ahí está: 37-25, reflejaban los números rojos del luminoso al final de los sesenta minutos. ¿Será una diferencia suficiente para ir al Dom Sportova, el infierno croata, con garantías de volver con la Recopa de Europa? Todo el mundo piensa que sí, pero sin alardear ni fanfarronear. Lo que está claro es que con doce goles de diferencia a los jugadores del RK Zagreb les toca hacer un milagro en su pista y a los del Ademar simplemente jugar el balonmano que saben hacer. Si lo hacen, el Zagreb no podrá dar la vuelta al marcador ni peregrinando a Lourdes. En todo caso -y también todo el mundo lo sabe- el deporte es lo menos parecido a una ciencia exacta. Por eso, un pequeño hueco para la prudencia y para no olvidar la sabiduría del refranero: «No vendas la piel del oso antes de cazarlo». Y no sería mala cosa olvidarlo porque el partido de ayer tuvo dos caras bien distintas. Una primera donde se impuso el balonmano de ritmo lento que gusta a los croatas por su veteranía, buscando siempre ataques posicionales que terminaban casi de forma invariable perforando la portería leonesa. Y una segunda completamente diferente, donde el Ademar salió transformado como si hubiese bebido una pócima mágica en el descanso. Los primeros treinta minutos terminaron muy igualados. De hecho, el Ademar se fue al vestuario con un sólo gol de ventaja gracias a un gol de Kjelling con el reloj a cero. En ese momento, no había buenas vibraciones en el pabellón. Ademar arrancó con uno de sus principios vacilantes que hizo a más de uno albergar malos presagios. Los primeros cinco ataques de los jugadores del Zagreb fueron cinco goles. En esos momentos, Goluza dirigía con frescura y él mismo, o Bilic o el efectivo lateral Majnov se encargaban de dar las primeras ventajas a su equipo. Poco antes de llegarse al minuto quince, los croatas mandaban en el marcador: 7-9 y además estaban jugando mejor. En ese tiempo, sólo se mostraban acertados ante la meta de Matosevic, el noruego Kjelling, Krivochlykov y Metlicic. Mal rollo. El equipo no transmitía. El entrenador Manolo Cadenas lo notó y empezó a introducir variaciones. Primero entró Stian Vatne por Prendes, en la reaparición del noruego tras su lesión, para apuntalar la defensa. Luego decidió colocar a otro noruego, Ole Erevik, por Jorge Martínez. Y un poco más tarde cambió la defensa 6-0 por la 5-1 que tan buenos resultados da ultimamente con Roberto García Parrondo de adelantado. Y las cosas empezaron a pintar de otra manera, aunque poco a poco. Un gol de Petar Metlicic, da a Ademar su primera ventaja 12-11. El Ademar tiene unos minutos francamente buenos pero al final las cosas volvieron a igualarse. El ritmo vivo necesario para acabar con el fuelle de la columna vertebral croata: Bilic y Goluza. con muchos kilómetros en sus piernas, no terminaba de llegar. La consigna era correr, pero en los primeros treinta minutos el Ademar tuvo pocas opciones de hacerlo. Un toma y daca fue la nota repetitiva. Los deberes quedaban para el segundo tiempo. Y el Ademar los hizo, vaya que sí. Ole Erevik inició su particular recital y la defensa apretó filas, tensó los músculos y se convirtió en un muro de cemento armado pero a la vez flexible como la goma. El Ademar exhibe lo mejor de sus grandes señas de identidad: bloqueos en defensa, interceptaciones de balón y a correr al contraataque en dirección a la portería rival. Denis Krivochlykov dio una lección de la transición rápida en el balonmano; se le unió Juanín que se estrenó como goleador en este segundo tiempo y Kjelling, muy acertado todo el partido, siguió haciendo agujeros en la portería croata desde todos los ángulos. El noruego estuvo magnífico. El hueco comenzó a abrirse. Lino Cervar, el técnico croata, pide tiempo muerto pero su escaso banquillo deja su capacidad de maniobra muy reducida. Cervar está obligado a jugar todo el encuentro con sólo ocho jugadores -a excepción de los porteros- mientras que Cadenas empleó a doce. Así, los leoneses pudieron mantener un ritmo trepidante hasta el final y los croatas llegaron muertos. Con 29-22 el palacio vibra al grito de «¡campeones, campeones¿». Las diferencias siguen creciendo. Los croatas están ocho minutos sin hacer un gol. Están cada vez más espesos y su mente embotada. Doce de ventaja al final y la Recopa casi, casi en el bolsillo. Suerte el día 8.

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