El ascenso pasa por sus manos
Barnes, el jugador más determinante de la liga, esconde tras su cara de buena gente su gran poderío y talento El equipo retorna tras 48 horas de descanso con las pilas muy bien cargadas
Baloncesto León inicia en 72 horas el asalto a la Liga ACB y lo afronta con un gran aval en sus filas. El estadounidense Lamont Barnes se ha convertido en su primera temporada en España en ese «animal» que cada año llega a la LEB, como bien lo ha definido un seguidor del equipo, y que lo equilibra con hombres como Savane o Hamilton. Lamont Barnes llega cada día al Palacio de Deportes con sus gafas que le dotan de un gesto de buena gente. Y lo es justo hasta que tiene el balón en las manos, momento en el que explota su talento y sus excepcionales cualidades físicas que le han convertido en esta temporada en el jugador más determinante de la liga. Y Barnes tiene además otra gran virtud que le aleja de muchos compatriotas suyos que han aterrizado en las ligas europeas. No es un jugador egoísta, que sólo piense en sus números. No duda en dar una buena asistencia sacrificando sus números porque quizás contagiado de su buen amigo Mike Higgins se le llena la boca hablando de «equipo». Esa ha sido la máxima de esta temporada en Baloncesto León y todos y cada uno los jugadores han convertido ese tópico en su primer argumento en cuanto tienen un micrófono delante. Quizás en ese tema haya tenido singular relevancia la buena sintonía existente en una plantilla remodelada casi al completo y en la que nadie duda en asegurar que además de buenos jugadores hay excelentes personas y con un trato más que agradable a diario. Prueba de ello es el trío de guitarristas que se reúne habitualmente o la excelente relación existente entre los tres estadounidenses del equipo lo que permite ver de forma habitual a Barnes haciendo la compra en un supermercado de Eras -su barrio- acompañado por Higgins, que acude a veces con su mujer y su hija, que cumplió un año en abril. Y Jeffers pasa cada día puntualmente a recogerlo para acudir a los entrenamientos en el Palacio de Deportes, porque eso es lo único que se le ha atravesado en su integración en España, los coches con cambio de marchas manual, lo que le ha llevado a renunciar a la posibilidad de conducir. Es un pequeño borrón en su integración en España para un jugador que en incontables ocasiones ha manifestado que está «encantado» en León, y eso afecta y no poco al rendimiento en un jugador extranjero cuando aterriza en un club de un continente distinto al suyo. Los números de Lamont -como le llaman en el equipo- han sido más que brillantes en esta temporada. Pero por detrás también está lo que no llega a la estadística. Barnes es un jugador con un físico privilegiado, lo que le permite rebotear duro tanto en ataque como en defensa. Controla muy bien el timing y eso unido a su potente salto le convierte en un buen taponador. Y trabaja mucho en defensa, aunque especialmente cerca del aro, y no duda a la hora de meter la mano para llevarse el balón, lo que le ha facilitado una media de 2,12 balones recuperados por partido y como único hombre alto que está incluido entre los diez mejores a la hora de robar la cartera al contrario en la liga. El pívot estadounidense, que puede jugar indistintamente de cuatro o de cinco, ha acumulado en esta temporada cuatro designaciones como el MVP de la jornada. Y curiosamente todas lejos del Palacio de Deportes. Todo un aval para la dureza de un play-off. Fue el mejor de la jornada cuando León jugó en Huelva (9.ª), en Valls (25.ª)-rozó la cuádruple figura-, Gijón (27.ª) y Ourense (31.ª). Y ha concluido la temporada regular como el tercer jugador más valioso de la liga -sólo superado por Guillén de Los Barrios y Swinson de Algeciras- con una media de 21,29 de valoración tras 34 jornadas. Ahora, con Guillén y Swinson de vacaciones prematuras, Lamont Barnes llega a los play-off con el aval incluso numérico de ser el jugador más determinante de la LEB. En materia de estadísticas, el estadounidense ha promediado este año 15,5 puntos por partido, a los que sumó 9,15 rebotes -3,68 ofensivos- y 1,2 asistencias. Ha sido el décimo jugador de la liga que ha jugado más minutos con una media de 32,51, pero de los que le superaban ninguno jugará los play-off. Barnes vive para el baloncesto y le gusta estar en la pista. El principal obstáculo que se ha encontrado a medida que avanzaba la liga es que los rivales le conocen y cierran las ayudas sobre él. Pero ahí aparece el resto de la plantilla con jugadores importantes como Dani García, Panadero o los bases Borja y Pedro para aprovechar su tiro y abrir las defensas. Sus credenciales son excelentes en este inicio del momento decisivo de la temporada, el asalto al ascenso.