La Euroliga prepara un nuevo futuro

EL ESPAÑOL Jordi Bertomeu, director ejecutivo de la Euroliga, conducirá la nave que gobierna por nuevos caminos dentro de un plan estratégico orientado a implantar profundas modificaciones organizativas y estructurales durante el próximo quinquenio. Algunos de los cambios previstos, que deben ser aprobados a final de mes por la asamblea general, afectan a materias deportivas, y otros, mucho más profundos, atañen a la construcción de la Euroliga con novedosos conceptos que, entre otras cosas, traerán la creación de una compañía, Media Properties, cuyo accionariado estará en manos de los clubes y gestionará los derechos televisivos y la publicidad. «Después de cinco años de Euroliga creemos que ha llegado el momento de hacer una reflexión de lo que se ha hecho, de lo que no se ha hecho y de lo que se ha hecho mal. La Euroliga ha dejado de ser una competición extraparlamentarial», indicó Bertomeu. El director ejecutivo de la Euroliga indicó que «éste es el final de un periodo en el que se han explotado los derechos a través de un tercero -el contrato con Telefónica- y ahora empieza una nueva etapa». «Dejar la explotación de los derechos en manos de un tercero ha supuesto ciertos inconvenientes. Aunque se podía renovar el contrato otros tres años, la Euroliga va a gestionar sus derechos directamente ahora que se puede decir que la competición está consolidada», explicó el directivo español. Bertomeu celebró el acuerdo alcanzado con FIBA Europa, la división continental de la Federación Internacional de Baloncesto, porque «al final, ha quedado el modelo perseguido, con autonomía por parte de los clubes para manejar sus intereses. En ciertos clubes no había cultura de participación y en esto se ha progresado mucho». «En la asamblea de mayo, por ejemplo, se aprobará el calendario hasta el 2008», prosiguió, si bien «las reglas no van a cambiarse 'motu proprio' porque eso corresponde a la FIBA, que tiene buena disposición para aceptar cambios que se han hecho y en que la Euroliga sea un banco de pruebas». Bertomeu también apuntó que «el concepto de Final entre Cuatro se está consolidando, el modelo está, hay que evolucionarlo y, por ejemplo, el pabellón de Praga -sede de la edición 2006- estaría entre los mejores de la NBA». «Hay un plan estratégico de tres años a medio plazo y cinco a largo para mejorar los clubes, acelerar su mejora y forzarles a probar determinadas reglas que les ayuden en ese camino», dijo el dirigente catalán. Bertomeu señaló que se van a introducir elementos de estabilidad y adelantó que «un club con contrato garantizado para participar no piense que, por tener contrato, ya lo tiene todo hecho, así que va a imponerse un ranking (clasificación) y, si un equipo acaba dos años seguidos entre los tres últimos de ese 'ranking', su contrato podrá ser rescindido o, si acaba, no será renovado». Del mismo modo, la gestión que los clubes completen en cuestiones como la venta de los derechos de televisión, la contratación de publicidad o la asistencia a los pabellones también podrá determinar la salida de un club de la competición. La Euroliga va a impulsar que los clubes aumenten la capacidad de sus pabellones, ahora cifrada en un mínimo de 5.000 espectadores, pero llamada a alcanzar los 10.000 o más. Si un club no consigue llenar el 80% del aforo de la instalación en la que juega será un serio candidato a perder su sitio en la competición, por ejemplo. Los clubes también van a tener que disponer de una estructura mínima y va a implantarse un contrato unificado para los jugadores así como normas de contabilidad homogeneizadas. Por otro lado, la colaboración con la NBA está abierta y ambas competiciones desean expandir el baloncesto. En la Euroliga, la promoción de su producto fuera de Europa es una prioridad para los próximos meses.