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Lapegadadel Promesas pudo con el corazón caliente del Huracán Z Juego de contacto físico en el que primó la deportividad

Los goles de Pablo y de Luis Cembranos sentenciaron un partido pleno de derroche físico

León

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El Promesas Ponferrada consiguió imponerse al Huracán Z de Trobajo del Camino, en un encuentro en el que los propietarios del terreno trataron de sujetar a las piezas fundamentales del equipo de Manuel Tomé, para después sorprender a la contra. El sistema empleado por el entrenador local José Díez careció de trampa. Una línea expeditiva atrás, con Fontanillo como amo y señor. Quijada se convirtió en el motor del equipo de Trobajo del Camino, con un trabajo sordo pero de batalla constante, sin arrugarse ante las acometidas bercianas. A los de casa les faltó un hombre con ideas en la medular para llevar balones bien servidos hacia las inmediaciones de Valderrey, por la banda izquierda, o de Busto por el carril diestro. El pulso en el centro del campo, pese al trabajo de Quijada por no perderlo, se decantó del lado de los dirigidos por Manuel Tomé. El técnico gallego estudió muy bien el encuentro durante el trabajo semanal. Pese a las bajas por sanción federativa de Merino en el centro de la cancha y del goleador Ión García, además de los lesionados Rupi, Fernando y Villafañe, Manuel Tomé diseñó un esquema propio de los que están bregados en mil batallas. Fortificó la línea defensiva, sin meterla en su área, situó al todoterreno Gil por delante de la defensa (con constantes llamadas de atención del entrenador desde el banquillo) y a Sergio como filtro del juego ponferradino. Además, Luis Cembranos dio toda una lección de clase, pero también de pundonor, con un desgaste físico encomiable. Alberto supo dar la espalda a la portería contraria, para hacer el máximo daño a la cobertura local. El mejor juego y la mayor disposición de los visitantes no se tradujeron en goles por falta de acierto en los últimos metros. Fue lo peor del Promesas en La Era. Un equipo con el empaque del berciano no debiera perdonar goles hechos, porque si desea ascender, la diferencia la marcan las jugadas que sentencian los encuentros. Los de Tomé pudieron retirarse a los vestuarios con ventaja en el marcador. Un balón de Luis Cembranos sobre Alberto y otro sobre Jarero, ambos en la misma boca de gol, se quedaron en nada, cuando lo más fácil hubiera sido introducirlos en las mallas. El Huracán Z, por su parte, mantuvo el tipo en todo momento. Un equipo hecho a imagen y semejanza de su técnico, José Díez. Si José se caracterizó por algo en el mundo del fútbol siempre fue por su espíritu de lucha y sacrificio. Nunca bajó la cara ni se dio por vencido hasta que el pitido del colegiado de turno así lo marcaba. Su equipo hizo lo mismo en La Era. Sangre acelerada por las venas en la mayor parte de sus jugadores y corazón para avivar el ritmo vertiginoso en cada una de las acciones en las que llegaban a las inmediaciones del cancerbero Manu. El club orgullo de los vecinos de Trobajo del Camino, pese a caer, no se vino abajo en ningún momento y sólo dejó de pelear cuando el árbitro pitó el final. Ni una sola calentura sobre el terreno de juego (sólo la que pilló el entrenador Manuel Tomé, que le costó la expulsión y que el árbitro ni supo ni quiso interpretar porque no fue para tanto). Los calentones sólo conducen a hechos antideportivos. Por suerte, los dos presidentes, Rafael Tejerina y Faustino Pérez, rechazaron influencias externas para asesorar a los suyos en el juego limpio. Ganó el fútbol, el Huracán Z y el Promesas de Ponferrada. Los del Trobajo del Camino tutearon al líder y sellaron su gran temporada. Los de Ponferrada salieron líderes de La Era. El único lunar, el árbitro. Se tomó a pecho las indicaciones de un asistente peleado con el banquillo ponferradino y pagó las consecuencias Tomé, desquiciado por la actitud de un árbitro que se cebó con él.

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