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Grave caída de Alberto López de Munain en el segundo día del Giro

McEwen rompe los pronósticos imponiéndose al esprint a Petacchi y logrando el liderato

Publicado por
Felipe Recuero - santa maría del cedro
León

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La grave caída del corredor español Alberto López de Munain, del Euskaltel Euskadi, cuando tan sólo faltaban poco más de 40 kilómetros para el final de la segunda etapa del Giro, desgraciadamente, restó protagonismo a la victoria del australiano Robbie McEwen. El bravo corredor español hizo un extraño con su bicicleta, el conocido en el argot ciclista como el «afilador», cayó y, afortunadamente llevaba el casco, pues se golpeó con la cabeza en la valla de protección quedando tendido durante muchos minutos y poco después introducido en una ambulancia donde se le aplicó respiración artificial y se le detectó un fuerte traumatismo craneal con perdida de conocimiento, que recuperó poco después en el hospital. Por unos momentos se temió lo peor. Al margen de ese espectacular y grave accidente de López de Munain, la jornada entre Catanzaro Lido y Santa María del Cero, de 182 kilómetros, tuvo el desarrollo esperado, es decir la escapada maratoniana del día y el protagonismo de los equipos con esprinters donde el australiano McEwen (Davitamon Lotto) rompía los pronósticos que daban como claro favorito al italiano Petacchi, que tuvo que luchar en los metros finales con el español Isaac Gálvez (Illes Balears). El australiano, al igual que hizo en la anterior el italiano Paolo Bettini, además de llevarse la etapa, la sexta en su cuenta particular, se enfunda la camiseta de líder debido a las bonificaciones. Los 182 kilómetros fueron recorridos por McEwen en 4 horas, 34 y 47 segundos, mismo tiempo que el español Isaac Gálvez, el alemán Robert Forster, el italiano Alessandro Petacchi y el australiano Baden Cooke. El hasta entonces líder Paolo Bettini ni se molestó en meterse en el esprint y pasa su camiseta a Mcewen. Un esprint de fuerza que se inició desde muy lejos y tuvo varias alternativas. Primero por el trabajo de los componentes del Fassa Bortolo para asfixiar a los rivales más directos de Petacchi, pero en esta ocasión no lo consiguieron, y a falta de unos doscientos metros llegaban también a las primeras posiciones rompiendo el trabajo de los italianos. El final fue una especie de duelo entre la totalidad de los esprinters. El australiano Cooke y Petacchi tenían sus más y sus menos para ganar posiciones; el letón Kirsipu cogía unos centímetros a Mcewen, pero no lograba soltarlo; mientras que el alemán Zabel pegado a la valla, a pesar de algún que otro empujón, no lograba salir y el español Gálvez, del que todos se habían olvidado, salió por un lateral y a punto estuvo de llevarse la victoria. En la primera parte de la carrera, el protagonismo fue para el suizo Schnyder, el alemán Krauss, el italiano Di Biasi, el francés Bichot y los holandeses Sentjens y Schmitz, que se fueron hacía el kilómetro 34, llegaron a tener hasta 5.30 minutos, pero como en otras ocasiones el pelotón fue reduciendo paulatinamente diferencias para poner fin al último de los escapados.