Ferrari ve con preocupación el bajo nivel de Schumacher y Barrichello

Lo de la casa de Maranello empieza a ser muy preocupante. Barrichello acababa noveno tras salir antepenúltimo en parrilla con un motor nuevo en su monoplaza. El brasileño. El pasado año, a estas alturas, tenía en su casillero cuatro veces más puntos que ahora. Había sido segundo en Australia, Bahrein y en Montmeló; cuarto en Malasia y sexto en Imola, para sumar 32 puntos. Mucho peor lo tuvo el «kaiser» Schumacher. El alemán se las prometía muy felices cuando a mitad de carrera llegaba a ser segundo, pero un par de pinchazos consecutivos, le enviaban directamente a los boxes para abandonar. Schumacher tampoco tiene un inicio de temporada similar al del 2004. El pasado año, tras la disputa del Gran Premio de España, Michael salía como sólido líder del Mundial de pilotos mientras que ahora apenas es séptimo con diez puntos y empatado con Montoya y Coulthard. En su haber apenas tiene un trabajado quinto puesto en Malasia y el segundo lugar de Imola. Es el peor inicio de temporada de los últimos años de un Michael Schumacher que no perdía seis carreras de forma consecutiva desde que en el año 1999 tuviera que dejar de participar en el Mundial por el accidente sufrido en el Gran Premio de Silverstone. Un año horrible Ferrari no vive las horas de pasión de antaño, quintos en el mundial con 18 puntos en lugar de los 82 que tenían en su casillero tras visitar España el pasado año. Ante estos problemas, nadie es ajeno, y Jean Todt es el primero en salir a la palestra para analizar el pobre momento que atraviesa la escudería Ferrari: «Ha sido peor de lo que teníamos previsto. Pero no podemos tirar la toalla y debemos reaccionar lo antes posible». La escudería italiana tiene un presupuesto para esta temporada cercano a los 300 millones de dólares: 90 que paga la firma de tabaco, 41 de la compañía telefónica y 65 que aporta Fiat, más 100 que aportan pequeños sponsors. Ferrari es, por tanto, el poder económico de la parrilla en cualquier prueba del Mundial de fórmula Uno. La cenicienta es Minardi, con apenas 46 millones de dólares de presupuesto. Pero la firma italiana es quinta y el futuro incierto, por lo que las cuentas no salen.