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Un torneo cargado de despedidas

Dujshebaev y Richardson lideran la amplia nómina de retiradas en distintos equipos

Richardson, en su visita del sábado al Palacio leonés

Publicado por
Ernesto Pérez - santiago
León

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La Copa del Rey servirá de despedida para dos de los mayores genios del balonmano mundial, el internacional español Talant Dujshebaev, que cambiará las pistas por los banquillos, y el francés Jackson Richardson, que abandonará la Liga española para regresar a Francia. Curiosamente fue también en Pontevedra donde en 1989 se dio a conocer al mundo un entonces jovencísimo Dujshebaev, que llevó a la extinta URSS a proclamarse por quinta vez campeona del mundo júnior, tras imponerse en una emocionante final (17-23) al equipo nacional español. Su visión de juego, sus rectificados imposibles, en definitiva, su magia, no pasaron desapercibidos para el público español, que apenas tres años más tarde, en 1992, tendría la oportunidad de disfrutarlos con su fichaje por el Teka. Dujshebaev ya se había consagrado como uno de los mejores jugadores del mundo, tras conquistar una Copa de Europa con el CSKA en 1991, y sobre todo, la medalla de oro en los Juegos de Barcelona. No tardó el jugador de origen kirguís en ampliar su palmarés en España con dos ligas consecutivas en las temporadas 1992-93 y 1993-94, así como una Copa IHF (1992-1993) y una nueva Copa de Europa en 1994. Un año más tarde, Dujshebaev tomo la decisión de adquirir la nacionalidad española y competir con el combinado nacional, que desde la llegada de Talant dio el salto de calidad necesario. Dos medallas de plata de plata en los campeonatos de Europa de España 1996 e Italia en 1998, así como un bronce en el disputado en Croacia en 2000, junto con los bronces olímpicos en Atlanta 1996 y Sydney 2000 completan el palmarés de Dujshebaev. Un palmarés sin duda no más amplio por culpa de, entre otros, el francés Jackson Richardson, que también se despedirá de la afición española, aunque no del balonmano, y que se convirtió mediada la década de los noventa en una auténtica bestia negra para el equipo nacional español. Desde el puesto de avanzado en la defensa de la selección francesa, Richardson fue una auténtica pesadilla para cualquier rival, pesadilla que se tornaba en un auténtico sueño cuando las trencillas más famosas del balonmano mundial dirigían el juego ofensivo de los galos. Una magia que le llevó a ser nombrado mejor jugador del mundo en 1995 y que le encaminaría hacia la Asobal, a donde llegó en la temporada 2000-2001 para fichar por el Portland. Cuatro años en los que el francés ha ayudado con sus inigualables cambios de ritmo a los navarros a ganar entre otros títulos dos Ligas (2001-02 y 2004-05), una Recopa (2004) y una Copa de Europa (2001), con una extraordinaria actuación. El hispano-ucranio Andrei Xepkin, el malagueño Antonio Carlos Ortega y el catalán Xavi O'Callaghan, todos ellos miembros del Barça, pondrán también fin a sus brillantes carreras. Lo mismo que el entrenador del Ciudad Real, Juan de Dios Román, artífice del equipo nacional que deslumbró en la segunda mitad de la década de los noventa, en la que también jugaron un papel fundamental Xepkin, Ortega y O'Callahghan, que con su despedida ponen fin a una de las mejores generaciones del balonmano español.

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