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Publicado por
MARTÍN
León

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BUENA victoria, concluyente, dejando claro que la posibilidad de lograr el ascenso ha subido un peldaño. Del filo de lo posible, al filo de lo probable. Se ha subido una escalera para llegar a la puerta que abre la ACB. Un paso, una demostración de que, aunque entre dentro del «más fácil todavía», se puede lograr. Lo primero que hay que hacer es orillar todo optimismo, considerar que la empresa es aún harto difícil, complicada, y afanarse en subir el segundo escalón. Hoy se juega toda posibilidad; para seguir con vida es preciso firmar una nueva victoria. Victoria o eliminación. Todo en juego pues; el equipo tiene que aportar sobre la cancha su mejor oficio, su mejor saber baloncentista, buscando el principio de esa suerte necesaria para llegar a la orilla remando y remando en la barca. Todos remeros de ella, remando en la misma dirección. Los jugadores en su papel y la afición llenando el Palacio de Deportes, para llevar en volandas al equipo. Del filo de lo imposible al filo de lo posible. La victoria en el partido que se jugará hoy supondrá pasar el filo de lo posible al filo de lo probable. Todo se jugaría en un solo partido; toda la temporada; toda la esperanza cimentada en muchos años buscando el buen camino, remando y remando para quedar en la orilla. Dicen que en baloncesto es difícil que un equipo pueda ganar dos partidos seguido a un mismo contrario. Las singularidades habidas son la excepción confirmadora de la regla, hacer carne de realidad el alarde circense del «Más difícil todavía». Hoy sólo vale ganar o ganar, porque de lo contrario todo habría concluido, con la desilusión hecha amargura, o la amargura hecha desilusión ya sufrida en ocasiones pretéritas. Primero vivir y luego filosofar, decían los antiguos. Primero ganar y luego especular con posibilidades o con probabilidades del partido decisivo que (no se olvide porque tiene una influencia importantísima) se jugará en Menorca. De lo posible a lo probable. El «Más difícil todavía» como reto. Mucho en juego para el Baloncesto leonés y el deporte leonés por extensión. Que la suerte acompañe. Pero, una vez más, tengo que recordar el juicio de Napoleón sobre la suerte. Decía el emperador que él, no muy partidario de la eficacia de la veleidosa por sí sola, quería que sus soldados, que sus generales, tuvieran buena suerte, porque ello era secuencia de haber hecho todo bien para merecerla. Hacer las cosas bien pluralmente. Ahí radica la posibilidad de éxito.

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