El entrenador optó por suspender la sesión después de la lesión de Kaiku

Cundió el pánico en El Toralín cuando Kaiku cayó al suelo en los últimos instantes del partidillo de ayer. Todos los presentes se temían que el delantero de Galdákano pudiera sufrir una lesión de consideración, al ver las muestras de dolor del jugador y cómo tuvo que ser evacuado del campo. El propio técnico, al concluir el ensayo preparatorio, reconocía haber pasado un amargo trance «me he llevado un buen susto porque todos oíamos sus gritos y yo en un principio pensaba que podía haber sufrido una lesión en el tobillo por la forma en la que giró, pero luego ya comprobé que la zona afectada era a la altura de la cadera y vamos a ver qué tiene». En esos momentos Kaiku estaba en el hospital. Tomé consideró suspender el entrenamiento en ese instante «es que todos estábamos con mucha tensión por lo que había sucedido con Kaiku y como somos un vestuario muy unido les podía afectar a los jugadores, vamos, de hecho les estaba afectando, por lo que consideré que lo mejor era dejarlo ahí». Al margen del incidente, Tomé anunciaba que el partido de Madrid va a ser complicado, si es que alguien tenía dudas «vamos a sufrir en Alcalá y por eso yo tengo que exigir mucha tensión a mis jugadores porque se juega el domingo igual que se entrena durante la semana». Advirtió de los peligros que aguardan a sus jugadores «además del rival, que es fuerte de por sí, también tendremos que luchar contra el calor que seguramente hará a esa hora y contra el estado del terreno de juego». Y piensa el técnico en cómo hacer daño al rival: «el Alcalá es un equipo fuerte por el centro y más asequible por las bandas, así que trataremos de complicarles la vida por los costados, aunque no será fácil encontrar muchos espacios».