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Tres años al Barcelona pero deja la puerta abierta a su regreso

Escogió la oferta catalana antes que la del Ciudad Real por el capítulo deportivo

El pivote asturiano Prendes fue uno de los que ayer le apoyó en su adiós

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Georgino Fernández - león
León

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Era un secreto a voces que el jugador se encargó ayer de desvelar de manera oficial. Los próximos tres años jugará en el Barcelona de Xesco Espar junto a uno de sus grandes amigos en el balonmano: Iker Romero, también antiguo jugador del Ademar. «Tenía dos ofertas, las dos muuy buenas en todos los sentidos y a uno le tenía que decir que sí y a otro que no. Al final elegí el Barcelona. Es un club grande con un gran historial y creo que desde el punto de vista deportivo voy a estar allí muy bien». Juanín eludió hablar de cifras pero apuntó que la oferta que le hicieron llegar desde el club blaugrana era, en términos globales, bastante similar a la que recibió por parte del Ciudad Real. Por otra parte, el que era hasta ahora capitán ademarista no descartó en un futuro regresar a la disciplina del Ademar, porque él se sigue considerando ademarista y tiene sus raíces en León. «No quiero cerrar ninguna puerta. Yo tengo claro que soy de León, llevo desde los trece años en el Ademar y espero volver al Ademar porque confío en que nuestras vidas se vuelvan a cruzar. No sé si volveré cuando tenga muchos años y tenga que volver para retirarme o volveré como entrenador o tal vez venga como directivo, como presidente o con Pepe el que vende entradas en las taquillas. Ojalá que pueda hacer más cosas por este club en un futuro en cualquier campo», manifestó el jugador. «También quiero dejar claro -añadió en este sentido- mi profundo sentimiento ademarista, que no se diluye por esta marcha y mi agradecimiento a este club. Soy y seguiré siendo ademarista y estoy convencido de que mi futuro volverá a estar vinculado a este club. Donde yo esté habrá un ademarista y quiero reiterar mi seguridad de que mi nombre y el del Ademar se volverán a cruzar», manifestó convencido de que como se suele decir su marcha no es un hasta nunca sino sólo un hasta la vista. En todo caso, su marcha ha causado un impacto muy serio en la afición leonesa. Las más de cien personas que había ayer arropándole en el Instituto Leónes de Cultura reflejaban bien a las claras en sus caras toda la emoción de esta despedida. En su peña lloró todo el mundo y su mujer tampoco pudo reprimir las lágrimas. Hasta dos de los compañeros que fueron a arroparlo en estos momentos, los asturianos Entrerríos y Castresana, tenían al final los ojos enrojecidos por un momento tan emotivo que acabó con un grito: «¡Ánimo campeón!».

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