Rosell abandona la nave azulgrana horas antes de ser defenestrado San Andrés quiere alcanzar la Plata

Sandro Rosell no esperó a la reunión extraordinaria de la junta directiva del Barcelona convocada por los otro cuatro vicepresidentes para este jueves a las cinco de la tarde. No era cuestión de alargar su agonía. El final estaba cantado. Si Rosell no dimitía el resto de la junta le apartaría de sus funciones como vicepresidente deportivo hasta provocar su marcha. Rosell dimite junto a Josep Maria Bartomeu, quien dejó de ser responsable del baloncesto azulgrana tras la famosa disputa pública con Joan Laporta durante la presentación de Manolo Flores como técnico. Ambos esgrimen idénticas razones para argumentar su renuncia: los cambios en el proyecto inicial y la forma de manejar el club de Laporta, al que acusan de presidencialista. Tanto Rosell como Bartomeu confirmaron que habían comunicado al presidente su marcha antes de ofrecer un rueda de prensa multitudinaria. Ambos se dirigieron a los socios con una carta en la que explican sus motivos. «A pesar de que siempre he pensado en el club antes que en mi propio beneficio pido disculpas en el caso de que haya ocasionado algún perjuicio», señala Rosell en su escrito. Rosell se mostró muy crítico con la gestión de la directiva y la de su presidente. «Joan, no te olvides más de los socios. Ellos te eligieron y ante ellos has de rendir cuentas. El Barça ha de ser siempre un club democrático», afirmó. Rosell desveló que la primera discusión con Laporta se produjo por la política de comunicación del club. «No me gusta la manera y así se lo dije al director de comunicación (Jordi Badia) delante de toda la junta», recordó. Tras esa discrepancia, las discusiones fueron creciendo a pasos agigantados sobre todo por la influencia del exterior. «Cruyff es un personaje muy influyente en el barcelonismo. Por el bien de todos, le diría que se apartara, que no meta más presión a Laporta», afirmó. Por su parte, Jordi Moix presentó horas después su dimisión ya que la directiva le manifetó su «desconfianza» hacia su persona, y ya es el cuarto que abandona.