Diario de León
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MARRO
León

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ENLAZAMOS CON lo de la imaginación renovadora ya de una vez de los aguijonazos de la semana pasada. En tal línea, definitivamente de una vez sustituir la confortable rutina del «hacia donde se suele» por la arriesgada renovación del «hacia donde se debe». La escenificación, la puesta en escena, va bastante más allá del equipamiento de los luchadores y demás. «Vestir» también decorosamente tribuna/ mesa del jurado, acotamiento para vestuario/ pesaje/ ducha... superación del minielectrónico, etc. etc. ¿Quiniela luchística, mercadotecnia en general...? Otros aspectos más técnicos y/ o competitivos: alternativas al cinto «lesionador», prevención y cobertura integral de lesiones, el mal llamado problema arbitral que tantos quebraderos de cabeza va a seguir dando (por el mal enfoque y planteamiento de partida). Ya se sabe que los veteranos son el futuro de la Lucha Leonesa, mientras que quienes no aportan nada al futuro han de ser los semiligeros: en gran medida acogería el tránsito de juveniles -en su mayoría sin desarrollar su paso- a Señor. El mundo al revés. Cuenta más el efectismo -golpe de efecto para los papanatas y quedando bien con los «influyentes maduretes»- que la efectividad racional y coherente potencialmente a aplicar justo para con quienes «no la pían». Aparte de futuro, garantía de fantasía, magia, floritura... luchísticas de tales «superligeros de semiligeros». ¿Calendario? Pero más que el Señor, «el serio» calendario para la Lucha de Base; para los infantiles y juveniles y ya sin el esperpento anterior de las parejas mixtas. «El hacer las cosas bien importa más que el hacerlas». No sirve si tal programación es sólo para salir del paso y salvar el expediente. Los actuales responsables -vocacionales- de la Lucha de Base, dominan el temario. Pero no basta sobre el papel y sí su aplicación práctica sobre el terreno, que no quede sólo en teoría. Medidas -avances- en la práctica. Sacar adelante la cantera requiere algo más que elucubraciones teóricas. Vocacionalmente compromiso de mucha gente (como colegios, monitores, medios y logística veraniega...), dosis de imaginación, sacrificios y -sobre todo- pasión vocacional ante el reto. Conscientes de lo que la Lucha Leonesa se juega en el empeño; nada menos que su futuro. Mucho más que su supervivencia. Se ha de aspirar a algo más que languidecer y sobrevivir. Ya se sabe lo que cabe esperar del «lánguido aluche». Mientras que el espíritu de la Lucha Leonesa no se conforma con hacer lo que se pueda -alucheramente- sino que aspira a hacer lo que se deba hacer. Aguijonazos desadormecedores. Que los aplausos y los halagos sólo sirven -en cazurro- amodorrar; para perpeturar «modorros alucheros»: del aluche de la boina naturalmente ¿hasta cuándo la modorra incubada por el aplauso fácil...? Frente a ello, crítica (externa) y autocrítica (interior). Si se toma conciencia de los problemas, aunque no fácil, aún hay solución. «Luchar contra lo imposible no es torpeza, hacerlo contra lo difícil es grandeza». El esfuerzo por «La Gran Causa» -de la Lucha Leonesa- bien merece la pena. Si mala es la perversidad transgresora de pasarse en la crítica, no menos malo ha de ser el chovinismo aldeano de que «esto del aluche se sostiene sólo después de tantos años...» Luego transgresores antes que mansamente -mansos- a favor de corriente. Desde aquí tratamos de argumentar coherentemente y proponer soluciones factibles y viables. Alternativas y variantes superadoras de la rutina y el continuismo actual. Somos tan poco políticamente correctos que anteponemos la praxis al talante (que, como la experiencia, puede ser bueno o malo). De ahí, en ocasiones, la rudeza del tono. También la crudeza del planteamiento lo requiere a veces.

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