Diario de León

Bosnia complica la vida de una España roma y muy previsible (1-1)

Marchena evitó el ridículo in extremis con un gol postrero cuando el rival jugaba con nueve Luis: «Hubo desorden y ansiedad» Ja

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Ignacio Tylko - valencia
León

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Luis no quiso acordarse del maldito junio de 2003 pero la cruda realidad le devolvió la memoria hasta que Marchena empató en el suspiro final. Entonces, Grecia sacó los colores al equipo de Iñaki Sáez. Este miércoles, España estuvo a punto de perder un partido que siempre debió ganar y se complicó su clasificación para el Mundial de Alemania. Aquella vez, accedió a la Eurocopa en la repesca. Ahora, todavía depende de sí misma pero está por ver lo que ocurrirá con un equipo desilusionante, nervioso, sin autoestima y peleado con el gol. En una noche extraña y frente a un rival limitado pero que sí sabe a lo que juega, todo le salió mal a España, ya desde el vestuario, hasta que milagrosamente el central del Valencia maquilló el resultado. Luis arriesgó a la hora de los descartes, ya que dejó a Juanito como único recambio para la defensa, y zas, a los ocho minutos se lesionó Puyol. Torres parecía más animado que ante los lituanos, aunque continúa romo ante el gol, y también se marchó cumplida la media hora con un tobillo seriamente dañado. Entró Luque, pero al sabio de Hortaleza ya le quedan pocas balas en la recámara. Encima, Bosnia sorprendió en su primera llegada y Casillas se quedó sin récord absoluto de imbatibilidad. Para colmo, el árbitro inglés no cortó como es debido la dureza e indicó en descanso cuando Xavi iba a sacar de esquina. España se atascó de mala manera y fue de lo más vulgar. Jugó mal, muy mal. Sigue peleada con el gol y es previsible en su fútbol. No enamora ni por asomo, vaya. Atrás hubo más desajustes porque los bosnios tocan más y mejor que los bálticos y quizá también porque se rompió enseguida Puyol. En el medio, Xavi se vio taponado por Grujic y Albelda pintó más bien poco y erró en el gol visitante. En las bandas ni Joaquín, con la mente quizá ya en la final de Copa del sábado, ni Vicente, fueron tan incisivos como el sábado. Se vieron cortocircuitados por los laterales bosnios. Arriba, la mediática pareja Raúl-Torres volvió a fallar. El madridista, que malgastó dos testarazos sencillos cuando agonizaba el primer tiempo, sigue siendo la sombra de lo que fue y al rojiblanco aún le falta un hervor. La preocupante falta de ideas de España hizo crecer a Barbarez, un capitán que en su selección es capaz de jugar de todo: de organizador, de medio punta, de delantero y, ahora que es veterano, de libre con defensa de cinco. El del Hamburgo, estuvo inmenso. También destacó el delantero Misimovic: el obsequio español lo aprovechó con suma calma y tras driblar a Casillas. España salió con más ímpetu en la reanudación y por momentos dio sensación de que remontaría. Joaquín participó algo más, Raúl enganchó de vez en cuando y Luque comenzó a disparar fuego cruzado. Como ante Lituania, Luis retiró al lateral zurdo pero no jugó con defensa de tres porque tiró a Albelda hacia atrás e introdujo a Xabi Alonso. No hubo forma hasta que Marchena igualó en el minuto final, con Iker de delantero y España en el alambre.

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