El cántabro pasó desapercibido a pesar de la eliminación local

Aunque cuando un colegiado llega al ocaso de su carrera siempre se corre el riesgo de que sus últimos arbitrajes sean acomodaticios por aquello de no querer arriesgar por no jugarse nada y dejar contentos a todos los equipos, el cántabro Teixeira Vitienes, al menos en Ponferrada, dejó claro que para él el choque entre Deportiva y Alcalá era un partido más, y que su única misión radicaba en tratar de impartir justicia y de equivocarse lo menos posible, solventando con un sobresaliente esa parcela, porque trató de parar el juego lo menos posible, mantener su autoridad sin menoscabar el respeto debido a los participantes, y realizar un arbitraje acorde a lo mucho que había en juego para los dos equipos intervinientes. Añadió el tiempo perdido, y no dudo en decretar una clara pena máxima en el minuto 92 a pesar de lo que lo mucho que ello suponía. Al final su valentía y aplomó se vio premiada con una labor que pasó desapercibida.