La Deportiva juega con el fuego y termina abrasada ante su público (0-1)
Los bercianos no pisaron el acelerador cuando tenían todo a favor y lo acaban pagando caro El peor enemigo escribe el guión Arbi
La Sociedad Deportiva Ponferradina cayó ante la Real Sociedad Deportiva Alcalá de la peor manera posible en su intento de lograr el pase a la final de la promoción de ascenso a Segunda División. Los locales nunca apretaron el acelerador durante la práctica totalidad del partido, viendo como su rival no llegaba con peligro a los dominios de Rubio. Pese a que Tomé había advertido que su equipo no saldría a defender el 0-0, sus jugadores se sentían cada vez más cómodos con la situación planteada y nada ni nadie hacía presagiar que los alcalaínos fueran capaces de hacer un gol en El Toralín, sin el cual estarían eliminados tras el resultado que se había dado en la ida. No se puede decir que los blanquiazules saltaran al campo pensando en defender la igualada inicial, pero sí es verdad que jamás forzaron la máquina ante un grada poblada más que nunca por sus incondicionales, que esperaban ver un espectáculo diferente al que se les ofreció. Es posible y más que probable que si el partido hubiera terminado con el empate inicial, como parecía lógico, los espectadores darían por bueno el escaso espectáculo que se les brindó, pero realmente parece poco justificable estar todo el año luchando por conseguir una plaza para disputar la promoción y más aún, porfiando por tener el factor campo a favor, para no sacarle ningún partido a la hora de la verdad. Y eso que los locales pudieron ganar el partido sin hacer nada espectacular porque el Alcalá se convirtió en un rival ideal para haber salvado la eliminatoria con suficiencia. El cuadro de Visnjic demostró tener una sangre fría a prueba de bombas y al final terminó encontrando su premio, cuando seguramente ni los propios jugadores rojillos soñaban con tal posibilidad. Pero por esas cosas que tiene el fútbol, un partido que no había registrado apenas ocasiones dignas de ser comentadas, terminó ofreciendo todo un voluminoso capítulo de acontecimientos. La primera parte puede darse por cerrada a la hora de los balances porque ni bercianos ni madrileños escribieron nada destacable en ese acto. Si acaso, cabe reseñar un centro de Fran que Rubén Vega remató fuera en posición forzada a los diez minutos y dos intentos lejanos de sorprender a Leal a cargo de Guille y Miguel García. En ambas ocasiones, la pelota salió desviada del desierto marco alcalaíno. Por parte del Alcalá sólo caben registrar un par de intentos de Roberto Izquierdo, el lateral derecho en esta ocasión, que terminaron sin que Rubio tuviese necesidad de atajar el cuero. Desde luego, partido más tranquilo para el guardameta local era imposible y por ello en el ambiente se palpaba una engañosa tranquilidad sobre el resultado final del compromiso. Nada cambia tras el descanso Para todos los presentes en El Toralín se hacía esperar ya la presumible reacción del Alcalá tras el descanso, porque hasta entonces la Ponferradina tenía la eliminatoria a favor. Se cruzaban apuestas sobre el instante en el que Visnjic ordenaría a sus tropas lanzarse a la ofensiva. Para sorpresa general, nada de eso ocurrió y por esta razón el desenlace del partido se hizo más cruel aún. La Deportiva perdona al rival En vista de que el Alcalá no adelantaba definitivamente sus peones, los bercianos se encontraron como pez en el agua, en una situación envidiable que seguramente todos hubieran firmado y más en terreno propio. Al desbaratar las inofensivas intentones del Alcalá, los de Tomé se encontraron con un par de contragolpes que no terminaron en gol por verdadera mala fortuna. Especialmente clara fue la que dispuso Fran a falta de veinte minutos, cuando un servicio de Gorka Soria le dejó solo ante Leal por la derecha, pero el remate cruzado del zamorano se perdió junto al poste con el meta ya batido, para desesperación del respetable. En aquel instante, nadie reparaba en la capital importancia de un gol que daría tranquilidad.