La contención inicial pasó a ser una guerra de fuerzas
El juego directo de Álvarez Tomé encontró la réplica en el orden de Visnijc sobre El Toralín
Dos sistemas simétricos para el partido de vuelta en El Toralín. De inicio, ambos entrenadores amoldaron sus necesidades a la disposición de sus jugadores sobre el rectángulo de juego. Álvarez Tomé planteó el clásico 4-4-2, pero con la variante del 4-2-3-1, según al que correspondiera el manejo del balón. Una línea atrás formada por Jechu y Fuentes en los laterales, mientras que el centro de la defensa la ocuparon Povedano y Soto. El doble pivote en el centro del campo lo formaron Uriz y Gorka Soria, con Fran y Rubén Vega ejerciendo en los interiores con capacidad ofensiva. Miguel se situó entre líneas como apoyo a Guille en la punta de ataque. Los dos futbolistas más adelantados también ejercieron su papel defensivo cuando los madrileños trataron de partir con el balón controlado, al desarrollar una labor de presión sobre la salida del balón. El dibujo del técnico visitante Josip Visnijc mantuvo más riesgos, pero se movió por unos parámetros simétricos a los diseñados por el preparador blanquiazul. Acumuló en defensa hasta a cinco hombres, cuando la cuestión fue defender. Se movió con tres centrales fijos, Joselu, Diego y Pellicer, mientras que tuvo la colaboración de Roberto Izquierdo y Alex Ruiz en los laterales. Dos mediocentros, Rodri y Roberto Álvarez. Un jugador creador de medio campo hacia adelante, Mateo, y dos futbolistas más adelantados, Miguel Ramos y Del Moral. Un sistema, el del yugoslavo del Alcalá que se le atragantó durante muchos minutos a los bercianos, que trataron de buscar las bandas de los ex culturalistas Fran y Rubén Vega como mejor manera de buscar la espalda a la fornida y alineada cobertura madrileña. Los de Álvarez Tomé dejaron tomar durante varios compases del encuentro la iniciativa a los visitantes, con el objetivo de sorprender mediante un juego directo y rápido a sus oponentes, incluso con disparos a la portería de Leal desde muy lejos, porque el meta madrileño con el balón en poder de su equipo se mantuvo en la misma línea del área, como un hombre libre más. Con el encuentro más abierto, el Alcalá adelantó líneas. Visnijc ordenó una presión sobre el balón a sus dos hombres más adelantados, con lo que la Deportiva se vio obligada al juego directo desde la defensa. Mediada la segunda parte, el equipo blanquiazul se preocupó de contener, sobre todo por el empeño del equipo visitante en arriesgar sobre la portería de Rubio. El temor de los locales les llevó a la contención para buscar el afán sorpresa a la contra. Los últimos minutos se basaron en las fuerzas, por encima de los sistemas.