JUEGOS DEL MEDITERRÁNEO
España encabeza el medallero en Almería con 27metales en dosdías Urdangarín cree que se fortalece la opción de Madrid
Tras un magnífico inicio, los españoles han sumado ya siete oros, once platas y nueve bronces
España es ya una potencia en el deporte, pero nunca ha sido el país que más medallas ha ganado en unos Juegos Mediterráneos. Por tanto, el excelente arranque en esta edición -con siete oros, once platas y nueve bronces en sólo dos días- tiene un mérito indudable, aunque la evaluación de cada una de las preseas es difícil. A veces, ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo sobre los méritos. Un caso claro es de la gimnasia artística femenina. España logró el bronce sin sus tres mejores bazas: Elena Gómez, campeona del mundo en 2002, descansa en su casa de Manacor tras el disgusto de Atenas; Patricia Moreno, bronce en Atenas animó a sus compañeras entre los espectadores, con muletas; y Laura Campos, la gimnasta en mejor forma de la selección, se lesionó en el entrenamiento. De las que compitieron, sólo Tania Gener puede considerarse titular fija. La plata de Francia quedó a sólo una décima, y el oro de Italia a cuatro. Sin embargo, entre los técnicos de la Federación y del Consejo Superior de Deportes no hay unanimidad en el valor de ese bronce. Quienes ven el vaso medio lleno sostienen que el mérito es enorme y subrayan que España está formando ahora el equipo de Pekín 2008 y, por tanto, el actual incluye novatas. Y señalan a Thais Escolar como un gran valor que seguir de cerca. Quienes lo ven medio lleno replican que España debió ganar el oro a pesar de las ausencias; que a la gimnasia femenina española le falta solidez, con independencia del innegable progreso de los últimos años; y sostienen que hace falta un plan riguroso de captación de talentos. Pero ambos bandos coinciden en alabar el trabajo del seleccionador femenino, Jesús Carballo, patriarca de una dinastía de gimnastas. Si de la cantidad sale la calidad, en España no hay cantidad, pero sí una calidad tremenda: además de los cuatro grandes -Rumania, Estados Unidos, Rusia y China- España es el único país cuyas chicas han estado en las últimas cuatro finales olímpicas por equipos: quintas en Barcelona, séptimas en Atlanta, quintas en Sidney y quintas en Atenas. Por supuesto, las chicas han ido cambiando, pero el entrenador sigue siendo el mismo. Otra cosa es que la selección no tenga aún la fuerza suficiente para triunfar con tres bajas esenciales. Caso distinto es de la selección masculina, donde la ausencia del doble campeón olímpico Gervasio Deferr y del casi retirado Jesús Carballo (hijo) no fue óbice para que España ganase el oro, previsible tras los recientes éxitos individuales de Rafael Martínez y Manuel Carballo. De los demás deportes con españoles en el podio, las doce medallas cosechadas por la natación en las dos primeras jornadas no son ni buenas ni malas: la verdadera prueba de fuego se verá en el Mundial de Montreal (Canadá) dentro de un mes, y las perspectivas no son muy esperanzadoras. El aluvión de éxitos en kárate no sorprende porque España es una gran potencia desde hace muchos años. En piragüismo, tras el oro del K-2 masculino en 1.000 metros, se esperan más preseas, al igual que en tiro. Y es indudable el mérito de las levantadoras Rebeca Sires (oro) y Gema Peris (dos bronces) porque en la cuenca del Mediterráneo hay países donde la halterofilia es muy importante, como Turquía, y donde los controles de dopaje no son tan rigurosos como ahora en España.