Virguerías para conseguir el oro
El ademarista Entrerríos y el leonés Juanín, claves de la victoria de España contra Croacia
El balonmano no es únicamente fuerza bruta, a pesar de sus cada vez más frecuentes tiarrones; aún hay mucho margen para la creatividad. La selección masculina, vigente campeona del mundo en Túnez, lo demostró ayer, ganando su segundo oro en cinco meses -y 24 horas después de que la selección femenina también lo hiciese- gracias a los «pequeños», sus jugadores más hábiles, que sentaron cátedra para remontar un duelo que en un principio parecía controlas la selección croata. Tal vez por exceso de confianza, los españoles salieron flojos, con imprecisiones en ataque y falta de contundencia en defensa. El seleccionador español, Juan Carlos Pastor pidió tiempo muerto en el minuto 8 (2-5) pero no hizo cambios de hombres, y tampoco hubo reacción inmediata. Poco después, con el 2-6, decidió alinear simultáneamente a los dos pequeños, Chema Rodríguez (25 años, 1,87, procedente del BM Valladolid) y el ademarista Raúl Entrerríos (24, 1,85,), como ya hiciera ante Túnez. Las estrellas «leonesas» Y ahí sí acertó, porque el menor de los Entrerríos es ya un central tan curtido como Rodríguez, a pesar de su juventud y timidez personal. De él nacieron las mejores acciones de España en los minutos siguientes, y como la defensa también se iba asentando y originando contraataques, España igualó por fin (9-9) en el minuto 20, y se adelantó poco después por primera vez gracias al artista Juanín, quien ya había firmado varias de sus diabluras, logrando un parcial de 6-0. Entrerríos y Juanín (siete de siete) continuaron deleitando con pases y goles de virtuosismo hasta el descanso (15-11). En la segunda mitad no ocurrió nada importante porque los croatas ya habían asumido su inferioridad. España, actual campeona del mundo, se comportó como tal, sin excesos de confianza y sin dejar resquicios a la ilusión de los jóvenes croatas, cuyo conjunto sólo contaba con tres jugadores de los que fueron subcampeones en el Mundial de Túnez. De nuevo, lo más bonito fueron las virguerías de Raúl Entrerríos y Juanín, las estrellas de un partido que consolida a la selección de Pastor en la cima mundial.