«Ha sido la decisión más honesta»

Es pucelano -nació en Valladolid hace 37 años- pero lleva veinte en León, donde ha echado raíces. Casado y con tres hijos -dos gemelos- este profesor del Inef, cum laude por su brillante tesis doctoral, le ha dedicado al Ademar casi todo su tiempo y buena parte de sus energías como segundo entrenador a lo largo de los últimos once años. Ahora, sin embargo, ha dado un golpe de timón en su vida y ha decidido poner término (tal vez sólo sea un largo paréntesis) a su relación directa con el club. Se abre para él una nueva etapa, sin duda más relajada. -Uno todavía no se acostumbra a verle como ex entrenador. ¿Le sucede lo mismo? -Sí. Una de las cosas más difíciles estos días, cuando ya tenía tomada la decisión, ha sido la de imaginarme mi vida a partir de ahora sin estar con el Ademar. -¿Y cómo se la imagina, por ejemplo un fin de semana de septiembre cuando haya empezado la competición? -Pues... (se lo piensa un poco) en el pueblo, con los niños o bien visitando a mi familia que la tengo bastante abandonada. En definitiva estar tranquila. La verdad es que yo soy una persona que no necesita grandes cosas para ser feliz. Con pocas cosas me es suficiente y creo que tengo más de lo que nunca había imaginado. -¿Durante cuanto tiempo maduró esta decisión? -Hay dos fases. Una más larga, donde ya llevo dos años que me cuesta mucho pensar en la pretemporada. Y ya de forma más concreta ha sido en los últimos veinte días cuando empecé a pensar en dejarlo todo. El 14 de junio estuve planificando la pretemporada con Manolo Cadenas y fue ahí cuando me empezó a rondar esta decisión por la cabeza. Le dí muchas vueltas y el lunes veinte fui al club y ya le manifesté al presidente que la reestructuración técnica tendría que empezar por mí. -¿Llegó a quitarle el sueño todo esto, porque seguro que ha sido su decisión más complicada? - Sí. Llegó a quitarme el sueño y también ha sido mi decisión más difícil. La más difícil pero también la más honesta. Llevo toda la vida en el Ademar, me vine aquí con 17 años y me siento muy identificado con el club y con su afición. Ha sido muy duro y me ha costado mucho. Por mi parte hubiese sido egoista seguir un año más, o dos o tres, pero lo más honesto es decir que me voy. -18 años en el Ademar es prácticamente la mitad de su vida. -Sí. Nunca pensé que esto acabaría así, pero espero que no sea un adiós definitivo. Es un cambio de página, de pasar la página y el resto de las páginas no sé como van a ser. En estos momentos es algo impredecible. -Al hilo de estas palabras, ¿en este capítulo que ahora se cierra pone fin o continuará? -Creo que decir fin es muy tajante. Lo que sucede es que a mí no me gustan las medias tintas; yo no voy a ser ni director técnico ni asesor personal de nadie ni consejero de nadie. Me voy. Mi etapa ha terminado, pero esto no quiere decir que no esté ahí cada vez que me llame Juan Arias, Manolo Cadenas o Jacobo Cuétara. -Su mujer, ¿llegó a plantearle alguna vez que eligiese entre su casa o el Ademar? -(Sonríe). No. Mi mujer es deportista, sabe lo que es el deporte y siempre me ha conocido en el Ademar. Es más, es una de las personas a las que más pena le ha dado que deje el Ademar. Ella jamás me ha puesto una traba, al contrario. -La puerta que ahora se abre ofrece un panorama mucho má relajado, ¿no? -Sí. Tengo ideas y proyectos almacenados y a ellos voy a dedicarles más tiempo a partir de ahora. -¿Qué tipo de proyectos? -En la Universidad, una de las cosas que más se valora es la investigación y quiero hacer algo relacionado con este campo. Pero ahora, sobre todo, quiero tener un mes de agosto para descansar.