El Mundial de Alonso

El Mundial de fórmula 1 de 2005 tiene un propietario, y ese no es otro que Fernando Alonso. A pesar de lo que digan él mismo o sus rivales. Esa cantinela de que aún hay campeonato, son posibilidades tan irreales como la de que Alonso pudiera perder el título del mundo. Se ha pasado el ecuador del campeonato y ha habido sólo un coche que no ha tenido problemas mecánicos ni fallos en momentos claves, y ese es el R25 que pilota el asturiano. En las once carreras ha logrado ocho podios: cinco victorias y tres segundos puestos, y la única vez que no estuvo en el podio (Mónaco) acabó cuarto. Las dos carreras en las que se fue de vacío fueron la de Canadá, donde cometió el único fallo de toda la temporada, y la de Estados Unidos, en la que no llegó a tomar la salida. El resto de la temporada ha estado siempre luchando por las primeras posiciones. McLaren tiene un coche muy rápido, pero en el circuito en que teóricamente les iba mejor, Montoya sólo pudo ganar gracias a los doblados que hicieron perder tiempo a Alonso. Hubo una igualdad total de prestaciones, pero no de fiabilidad, que de nuevo fue el punto fuerte de Renault, pues Raikkonen rompió la bomba de aceite del motor que había estrenado en Francia. Adiós al título Ferrari y Michael Schumacher no tienen ya nada que decir. La frase del alemán: «No estamos al nivel de nuestros rivales y parece que vamos hacia atrás», define la situación que atraviesa el equipo, que no es ni sombra de lo que fue. Lo mismo le pasa a Renault, pero en este caso en sentido positivo. Este mes era crucial para la lucha por el título, y aunque Alonso no podrá celebrar su 24 aniversario (el 29 de julio, que comienzan los entrenamientos en Hungría) con el título en la mano, sí que podrá dormir bastante tranquilo cuando inicie sus vacaciones, ya que todo indica que continuará con una similar ventaja sobre Raikkonen (26 puntos) o más. Aunque el piloto finlandés lograra recortar algo su desventaja, Alonso tiene tanta que puede permitirse ciertos lujos, aunque no es amigo de dejar nada a nadie. Alonso es un ganador nato. En términos futbolísticos se diría un «depredador del área», y es que no se cansa de trabajar para meter cada vez más goles. Lo que le está ocurriendo es fruto del trabajo del equipo, de un equipo que sabe que tiene en el español un líder y que trabaja para él. En Renault hay un coche bueno y otro menos bueno, por casualidad o porque es casi imposible tener dos coches en igualdad de condiciones, y eso pasa en todos los equipos. Hay uno que está bendecido y otro que es el «pupas». Pero ese liderazgo en el equipo se gana a fuerza de trabajo, de hacer bien las cosas, y de ser el más rápido y el más constante.