La organización estuvo impecable

Preparar todos los detalles para una prueba de este tipo no es tarea sencilla. Los corredores tuvieron que recorrer unos cincuenta kilómetros que discurrían por pistas forestales, partiendo de Quintana de Fuseros, por Cabanillas de San Justo para seguir por el Alto de las Candales, ascenso hacia el Alto de Piedrafita, previa parada en los Manantiales de los Corros para reponer energías, con continuidad hacia Urdiales, que se encontraba en plena romería, Igüeña y regreso a Quintana por Boeza. Para cuidar de que nada les faltase a los corredores la organización se volcó, aportando varios vehículos todo terreno especialmente preparados para ese tipo de recorrido. Los quads y las motos de enlace hicieron el resto, sin olvidar el camión escoba y la ambulancia de la Cruz Roja desplazada desde Ponferrada y que sólo tuvo que atender un par de percances sin mayor importancia. Además de los cuidados a los propios deportistas, también se preocuparon de los muchos visitantes que por estas fechas acuden a Quintana y sus alrededores. El restaurador bembibrense Julián ofreció un suculento menú para todos arriba en la campa y los organizadores acondicionaron la zona colocando varias carpas para que tanto los ciclistas como sus acompañantes mitigaran el calor.