La tiranía de Armstrong

DECÍAMOS después de la llegada a Courchevel que para hacer el balance de los Alpes había que esperar a la etapa de Briançon. Nos la podríamos haber ahorrado, al menos en cuanto a la clasificación general, aunque los corredores la tuvieron que sufrir. Botero, que ya es sexto, y Vinokourov le recortaron tiempo a Lance Armstrong, por supuesto consentido. Dejó que corredores de dos equipos potentes, T-Mobile y Phonak, se jugasen el triunfo parcial y evitó, con toda su armada, que le creasen ningún peligro en el Galibier. No hubo ni un solo intento de atacarle. El Tour ha entrado ya en un juego táctico del que se beneficiarán los que le ayuden al líder. Por lo que se ha podido apreciar en el único mano a mano que hemos tenido, la próxima cita será en los Pirineos. La mayor preocupación que tiene Lance Armstrong se llama Michael Rasmussen. El danés está a sólo 38 segundos. Estamos mirando hacia este fin de semana, por eso hablamos de los Pirineos. Si lo hiciésemos más lejos nos toparíamos con la contarrreloj de 55 kilómetros en Saint-Etienne, la carta que siempre se guarda Armstrong. En Pirineos podemos encontrarnos con que puede cambiar de compañeros de viaje. Hay que ver la respuesta física de Valverde y de Mancebo. También el nivel de Basso, Moreau, Ullrich y Vinokourov. Hablamos de atacar y ahora mismo, si los principales actores de este Tour fuesen sinceros, nos encontraríamos con que lo que se va a buscar es mantener lo que se tiene y sacar partido de las fugas que deje el líder. ¿Quién ataco en Courchevel? Armstrong. Estar con él ya es una garantía, pero puede que no nos quedemos sin poder contar para la historia el día en el que un corredor atacó y dejó tirado en una cima al líder. Como cuento es muy bonito. La realidad es otra. La tiranía del americano se mantendrá hasta que se retiré el 24 de julio. Lo contrario sería un milagro.