Sergio García peleará con Woods por el triunfo en el Open Británico

Tras los extraños días previos a esta 134 edición del Open Británico, las cosas vuelven a su ser en el campo escocés de St. Andrews, cuna del golf moderno. El viento comenzó a soplar tras dos días de calor más típico del sur de España que de las Highlands escocesas, y la niebla proveniente del mar hizo su aparición la madrugada del miércoles, refrescando el ambiente y poniendo un poco de brisa que sin duda complicará el campo modificado de nuevo para esta edición del Open. Fue como un aviso para navegantes y golfistas, a fin de que no se confiaran del tiempo plácido y soleado que les habían regalado durante en vísperas del torneo. Tiger Woods, como ya es tradición desde su primera participación en este Open, salió al campo a practicar solo y a las siete de la mañana. Lo cual se puede interpretar como una ventaja, ya que pocos le han molestado con preguntas o peticiones de autógrafos, pero también puede verse como un inconveniente puesto que sólo ha probado el campo en unas determinadas condiciones. Pero poco le importa al actual número uno del mundo las condiciones de un campo que domina a la perfección, como se vio en su victoria de 2000, y que, para aquellos madrugadores que le hemos seguido, sigue controlando con 'drives' larguísimos, rectos a la calle, sin perder un 'fairway', acertando con todos los 'greenes'. Practicó muchos desde los 'bunkers' y en el hoyo 17, el famoso hoyo de la carretera, se entretuvo buscando todas las opciones posibles para no dejarse atrapar por él. En definitiva, que parece que viene dispuesto a defender su corona de 2000 con uñas y dientes. Pero no le va a ser tan fácil como entonces. El resto de jugadores se cansaron hace mucho tiempo de disputarse los segundos puestos y se han machacado a base de gimnasio, preparación mental y con citas a los diferentes gurús: Leadbetter, Harmon, Vandespout...., para ponerse al día. Seguir la estela Sergio García parte de nuevo como favorito para una victoria en un 'Major' y, sobre todo, para un 'Grand Slam'. Tras su aparición en Carnoustie en 1999, con la aureola de «joven revelación del golf», y su fracaso al no pasar el corte con sendas vueltas de 89 y 83, el jugador castellonense vuelve a estar en candelero. Con su buena actuación en el último Grande, el Open USA, ha dado muestras de una madurez desconocida y de tomarse las cosas con otra filosofía, que es lo único que le falta para ganar un torneo de Grand Slam: paciencia y templanza.